miércoles, 18 de diciembre de 2013

De cómo hacerse con «Verde como el Hielo»





Confesaré que me resulta extraño dejar una entrada en este rincón con un espíritu más comercial que literario, pero me gustaría responder a varias peticiones y preguntas de una sola vez y he creído que esta sería la mejor forma de conseguirlo.

Quienes me conocéis un poco, sabéis que soy un defensor -en tono hoolligan- de las librerías. Así es que, si estáis en España y deseáis haceros con un ejemplar de Verde como el Hielo, mi sugerencia será -siempre- que os dirijáis a vuestros libreros de confianza (esos que os conocen y saben qué os gustará leer según la cara con la que entréis en su librería) y se lo pidáis. Seguro que si les aportáis los datos necesarios [Título, autor y editorial], ellos podrán conseguíroslo. De esta forma no deberíais tener problema alguno. Ahora bien, si lo tuvierais, siempre podéis dirigiros a mí librería de confianza, la Librería Cascanueces, en Coruña. Los localizáis con solo hacer click en su nombre o buscándolos en Facebook. Os garantizo que tanto Luisa como Kike lograrán que vuestra experiencia sea mucho más que grata.

Para quienes estáis fuera de España, la solución será dirigir vuestro pedido a la editorial, ZAERA SILVAR, vía email: info@zaerasilvar.es En estos casos, el coste del envío variará dependiendo de si moráis en la vieja Europa o en esos mundos que creyó descubrir el almirante genovés. [Queda claro que no confío en tener lectores asiáticos]. A título orientativo, puedo deciros que los gastos serán distintos -como es obvio- si son por correo normal (6,00.- € aprox. a cualquier destino/entrega en 3 semanas) o si son por correo certificado (9,00.- € a Europa / 12,50.- € al resto del mundo, también aproximadamente)[Espero haber entendido bien lo de los costes de envío, pero -de no ser así- no matéis al mensajero, dejadme un mensaje en los comentarios y lo corrijo]. La forma de pago establecida es a través de transferencia bancaria o PayPal. 

Para finalizar, os dejo los datos técnicos tal como los detalla la editorial en su página web:

  • “Verde como el Hielo”
  • Autor: Pedro Sánchez Negreira
  • Ilustraciones: Dictinio De Castillo Elejabeytia Gómez
  • Temática: Microrrelato.
  • Páginas: 200
  • Presentación: Cubierta color en verjurado con solapas, papel ahuesado en interior.
  • Texto acompañado de diversas ilustraciones en color.
  • I.S.B.N: 978-84-941376-2-4
  • P.V.P.: 16,50 €

No me quiero despedir sin manifestar mi agradecimiento a todos los que ya nos habéis regalado la alegría de colar las ilustraciones de Nino y mis letras entre los libros que viven con vosotros.


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lunes, 2 de diciembre de 2013

VERDE COMO EL HIELO - PRESENTACIÓN





Como podéis ver, ya tenemos fecha, hora y lugar -debería decir hogar- para la presentación de Verde como el Hielo. 

Argumentamos que hemos escogido el viernes 13 de diciembre de 2013 para demostrar que no sufrimos de friggaatriscaidecafobia, pero confesaré que esa es una mentira piadosa.  Tampoco ha tenido nada que ver aquella decisión que tomo Felipe IV de Francia aquel viernes 13 de octubre de 1307.

Lo cierto es que pensamos que no encontraríamos mejor día que el 13 del (13-1) del 13 para presentar un libro que contiene ciento trece microrrelatos y que recibe su título del micro número trece.

Todo lo demás, con suerte, pronto será historia. Mi ilusión es que forméis parte de ella.



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miércoles, 13 de noviembre de 2013

VERDE COMO EL HIELO





Este es el diseño de la portada y el lomo de «Verde como el Hielo», mi primer libro. 

Yo sólo he puesto las letras. La editorial Zaera Silvar -hermana de la editorial de libros ilustrados Bululú-, ha puesto el valor de lanzar una nueva colección dedicada al microrrelato y la audacia de decidir que fueran mis micros los que conformaran su primer tomo. Dictinio de Castillo-Elejabeytia Gómez [a quién todos los que le queremos le llamamos Nino] ha puesto su arte en imágenes. Esta portada es su interpretación del microrrelato que da título al libro, pero dentro encontraréis más. De sus trazos, también, nace el ornitorrinco que juega el rol de logo de la colección. El diseño de la maquetación es de un nuevo amigo, Alfonso Lara Lara; un hombre con tanto talento como paciencia.Todos -juntos y por separado- hemos puesto las mismas dosis de ilusión.

En las doscientas páginas de «Verde como el Hielo» encontraréis ciento trece [113] micros -algunos de los cuales, quienes pasáis por aquí, habréis leído ya-. Conociendo la pasión que Pablo Zaera le pone a cada uno de los títulos que edita, estoy convencido de que éste no os va a defraudar. Así lo define Pablo en la ficha destinada a la distribución: "Para nosotros contenido y soporte tienen la misma importancia, por ello, hemos aunado sencillez y cuidado extremo en el diseño y maquetación del libro. Desde el tipo de letra hasta la estructuración del contenido o el tipo de papel empleado, nos ocupa en nuestro objetivo de transmitir contenidos de calidad en soportes agradables". Desde el formato y el papel elegido,  hasta su encuadernación -cosida- en cartón verjurado con solapas, ha sido sopesado por Pablo pensando siempre en el libro y nunca -creedme- en su cuenta de resultados. 

Eludo hablaros de mi felicidad en estos momentos porque sé que podéis imaginárosla. 
 
Por hoy no os cuento más. 

Volveré para deciros cuándo y dónde os espero para la presentación.

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

LENGUAS DE ORNITORRINCO





«Lenguas de Ornitorrinco» es el nombre que la Editorial Zaera Silvar ha elegido para su nueva colección, dedicada en exclusiva al microrrelato.

Evito, no sin esfuerzo, valorar lo que -en mi opinión- supone que una nueva editorial apueste por el género, ni la magnitud de dicha apuesta -que incluye ilustraciones inspiradas en los textos- en cada uno de sus libros. Sólo quiero compartir con vosotros la contraportada de su primer título. 

Como podéis ver, en ella se manifiesta la intención de convencernos de que el microrrelato es a la literatura lo que el ornitorrinco al reino animal y de ahí el nombre de la colección.

Yo ya estoy convencido. ¿Y vosotros?

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lunes, 7 de octubre de 2013

CERTIDUMBRES






Si los mayores están con ella, mamá no deja de llorar; dice que ve a Pablito por toda la casa, mirándola con cara de reproche por no haberlo sacado del agua. Ni papá, ni la abuela, ni la tía consiguen que se tranquilice. Pero cuando estamos solos ella y yo, mamá no llora. Me dice que el accidente de la piscina fue la forma que eligió Dios para que Pablito le hiciera compañía al abuelo, porque eran muy parecidos. Me acaricia y me pide que no esté triste, me promete que ellos están en el cielo, juntos, esperándonos. Yo le digo que vale, pero sé que no es verdad. Lo sé porque me lo ha contado Pablito. Me ha dicho que el cielo no existe, que no hay Dios –ni nada parecido–, que al abuelo no lo ha visto –todavía– y que si mira así a mamá cuando viene es porque está enfadado con ella. Me contó que ella lo sujetó debajo del agua, en vez de ayudarlo a salir. Está convencido de que lo hizo porque él no era guapo, rubio y obediente ­–como soy yo y como a Mamá le gusta– y yo a Pablito, le creo.

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[Imagen obtenida de Google]


martes, 3 de septiembre de 2013

ANTOLOGÍA LECTURES D'ESPAGNE





El mes de mayo pasado os conté -con mucha alegría- que Caroline Lepage, Catedrática de Literatura Iberoamericana de la Universidad de Poitiers, y su equipo de Tradabordo habían traducido tres de mis micros [INIMPUTABLE, LLANTO Y LA NOVIA] al francés.

Tres meses después me vuelve a sorprender incluyéndome en la antología digital "LECTURES D'ESPAGNE, une anthologie vivante", con otros cincuenta y ocho autores residentes en España.

Demás está deciros la alegría que me supone ver cómo mis letras se han colado entre las de tantos escritores a los que admiro; muchos de los cuales, además, me honran con su amistad.

Reitero mi agradecimiento a Caroline y su equipo no sólo por el regalo que me han hecho, sino por la difusión que están logrando del género para regocijo de los lectores de la lengua de Baudelaire.

Podéis disfrutar de la antología de forma gratuita tanto en línea como descargándola. Por si ello fuera poco, en la bitácora de Lectures d'ailleurs también encontraréis las antologías de los autores residentes en Perú, Colombia, Argentina y Chile. Si deseáis acceder a todas ellas sólo tenéis que pinchar aquí.


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lunes, 12 de agosto de 2013

Mi Montevideo en LA NAVE DE LOS LOCOS






Rompo mi silencio de estío para contaros que hace unos días acepté la invitación del Profesor Fernando Valls y le remití una confesión muy personal sobre mi Montevideo –y no una crónica de viaje o una descripción de la ciudad que me gustaría visitar, que es lo que él, en realidad, nos solicita–. Acompañé mis sentimientos con una fotos espléndidas de Mauro Martella, un hombre cuya forma de ver mi ciudad a través de sus objetivos me sedujo hace tiempo. Mauro es, además, un buen amigo con el que la vida aún nos debe la ocasión de ponernos voz y sonrisas para poder brindar juntos.


Para mi regocijo, el Profesor Valls ha publicado hoy, en su NAVE DE LOS LOCOS, mis letras y las fotos de Mauro.

Os invito a acercaros hasta la Nave y –una vez allí– recorrer sus innumerables cubiertas, todas colmadas de buena literatura. El billete para este viaje se obtiene pinchando AQUÍ.

No puedo despedirme sin agradecerle a Fernando su generosidad para conmigo y a Mauro la osadía de haber aceptado acompañarme.




[Fotos de Montevideo de Mauro Martella]

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lunes, 10 de junio de 2013

LLOVIZNA



Llovía y las gotas golpeaban con ritmo silente el cristal de la ventana. Aquí siempre llueve, siempre igual. Mientras esperaba a Julia, sentado en la cocina, pensé en que quizás fuera esta lluvia –que dura de octubre a octubre– la que hizo florecer nuestra amargura. La esperaba porque debíamos hablar; necesitaba decirle que no podía más, que lo mejor –para los dos– sería separarnos y que esta vez no habría una nueva oportunidad. Sé que el final llegó mucho antes de que me atreviera a confesárselo, antes de darme cuenta de que aquí las nubes nos acarician los hombros. Durante demasiado tiempo le eché la culpa a la grisura que nos envuelve, al ruido del frío que nos rodea, porque me costaba aceptar que fuésemos ella y yo los únicos responsables de nuestros orgasmos tórpidos, de nuestras calmas con púas, de nuestros silencios desportillados, de nuestras caricias inanes. Pero ya no podía recordar por qué seguía a su lado. Demasiados años sintiendo, siempre, que algo me faltaba. Confesándoselo y notando que ella lo oía como quién oye llover. Había decidido marcharme esa noche. Prefería estar solo a soportar la tristeza que me calaba a su lado, pero temí que la verdad se me atragantara como granizo en la garganta. No quise herirla y le mentí. «Estoy enamorado de otra» le dije. 

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Este microrrelato fue el que llevé -tuneado como un puzzle- a la III Megaquedada Microrrelatista, que se celebró en Madrid el pasado 18 de mayo y que -por esas cosas del azar- se marchó para Andalucía en poder de Mercedes Daza. 

Yo tuve la fortuna de traerme "BREVEDAD" de Miguelángel Flores. Una pieza que es una joya por su tuneado -caja incluida-, por su calidad literaria,  pero -sobre todo- por el mensaje que encierra y que tengo el placer de hacerlo mío cada día. Os invito a que lo leáis y veáis en el blog de la Megaquedada.

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[Imagen de base obtenida de Google - Foto del micro tuneado de Mercedes Daza]

miércoles, 22 de mayo de 2013

Parlez-vous français?



Ayer, 21 de mayo, LECTURES D'AILLEURS publicó -traducidos al francés- tres de mis micros; INIMPUTABLE, LLANTO y LA NOVIA, este último inédito en castellano.

Quiero agradecer, desde aquí, a Caroline Lepage y TRADABORDO no sólo el regalo que me han hecho, sino -sobre todo- el interés por los autores de microrrelatos de España y América Latina y el trabajo excelente que están realizando en la difusión del género más allá de los Pirineos.

Si te apetece saber cómo se leen mis micros en la lengua de Baudelaire, o  incluso leer la entrevista que nos hace TRADABORDO, sólo has hacer click aquí.

En cualquier caso -leas o no leas en francés- te sugiero que no dejes de visitar LECTURES D'AILLEURS. Allí encontrarás -en castellano- las respuestas que, fantásticos microrrelatistas como Rosana Alonso, Susana Camps, Gemma Pelliicer, Ana Vidal, Lola Sanabria, Manu Espada, Jesús Esnaola, Raúl Ariza, Agustín Martínez Valderrama, Ernesto Ortega y Félix Terrones  -entre otros-, han dado a la entrevista planteada.

En cuanto a Félix, mi querido Sr. Terrones, diré que de no haber sido por su invitación y participación nada de esto hubiese sucedido. ¡Gracias, Félix!


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martes, 16 de abril de 2013

DE IDA






Después de la pelea de cada mañana con Juan y los niños para que sean puntuales, sale de casa arrastrando el hastío como una sombra de alguien que no es ella. Piensa en si esta vez él conseguirá imponer su autoridad y logrará que la niña llegue, al menos, peinada al colegio o –una vez más– acabará encontrando algún pretexto que justifique su incompetencia como padre. Camina hasta la estación de trenes masticando la desazón que lleva años pegada a sus lágrimas insípidas. Intenta recordar la última vez que Juan y ella rieron al unísono y con ganas, pero no lo consigue. Se pregunta cómo dejaron de estar juntos para acompañarse –cenas en las que sólo se mastica–, cuándo perdieron la ilusión –aquella mañana en la que él llegó con la carta de despido–, dónde quedaron sus charlas interminables –horas de televisión en sofás diferentes y alejados–, por qué se escapó el deseo –meses de sexo escaso y orgasmos fingidos–. 

Mientras oye caer las monedas en el cajetín de la máquina expendedora de billetes, siente que cada clang es como una campanada doblando la muerte de sus anhelos. Ya en el andén, en tanto mira una y otra vez la puerta por la que ha llegado, piensa en que daría su vida porque éste fuera ese tren metafórico que no se puede perder porque no volverá a pasar. Espera –ingrávida– a que aquellos que conocen su destino se atropellen al bajar y sólo cuando el vagón queda vacío entra y se sienta. Apoya su cabeza en el cristal, como cada vez que conquista un asiento de ventanilla, pero –al contrario de lo que hace cada mañana– no cierra los ojos. Quiere ver cada segundo del viaje.


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[Imagen obtenida de Google]

lunes, 18 de marzo de 2013

REFLEJO




Después de catorce horas preparando un informe que le explique al Comité Ejecutivo qué hemos de hacer para mejorar «de forma sustancial y notoria» el resultado presupuestado para este ejercicio, llego a casa y descubro que no es la mía. Una mujer, que se parece a mi mujer pero que no lo es, me sonríe y me dice «Hola, mi amor». Sin articular palabra, veo pasar a un veinteañero que me escupe un «¿Cómo estás, viejo?» desganado. Mi hijo tiene tres años, ¿éste quién es? Por el respaldo de un sofá burdeos que no he visto en mi vida se pasea un gato siamés que me clava sus pupilas envueltas en un azul desconfianza. Habrá olido que detesto a los gatos. «¡Murakami, sal de ahí!» oigo que le ordena –en tono maternal– la mujer que no es mi mujer, antes de apoyar sus manos en mis hombros y preguntarme «¿Te cambias y cenamos?». Dejo mi abrigo sobre un sillón orejero –horrible, por cierto– y, al tiempo que deshago el nudo de mi corbata y tiro de ella con cansancio fingido, me pregunto dónde estará el baño. Decido aventurarme por el pasillo por el que se ha perdido el joven –que no es mi hijo– con la esperanza de encontrar un baño –aunque no sea el de mi casa– rogando que tenga una ventana por la que escapar sin tener que dar explicaciones, ni a esa mujer –que no es mi mujer–, ni al chaval –que no conozco, aunque me llame viejo–, ni a Murakami –aunque estoy convencido de que este maullaría de alegría si dijera que me voy –. Enciendo la luz del pasillo y el reflejo de los halógenos en un espejo inmenso me descubre adónde he de ir. Al entrar y apoyarme en la puerta que cierro a mis espaldas noto el sudor que me empapa cuando descubro que este baño no tiene ventanas. «¡Papá, que nos morimos de hambre. Venga!» me apremia el chico –que insiste en querer ser mi hijo– tamborileando con sus dedos en la puerta mientras pasa, supongo, camino de la cocina. Intento relajarme y pensar, pero me sobresalta un ruido agudo, extraño, que identifico como las uñas de ese gato –que no es mío– arañando el marco desde el otro lado. Me decido a abrir el grifo porque necesito lavarme la cara y es entonces cuando me veo en el espejo. El reflejo me devuelve a un hombre que no soy yo, que se me parece, pero que no. O sí, si entre esta mañana y ahora hubiesen pasado veinte años.


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[Imagen obtenida de Google]

martes, 12 de febrero de 2013

ETERNIDAD






A Félix Terrones.
[Todos]



Despiertas y no sabes –nunca sabes– qué vida habrás de vivir hoy. Mientras bostezas intentas recordar el día de ayer, pero el esfuerzo ­–como siempre– es en vano. Sólo cuando te enfrentas al espejo del baño sabes que esta mañana te toca volver al colegio. No será un mal día si tienes clase de francés con Madame Polizzi. Lo único que no soportas de esta vida es tener que actuar como un preadolescente rebelde y reivindicativo; pero intentas compensarlo destilando simpatía.

«Podría haber sido peor» murmuras, mientras te cepillas los dientes intentando no aflojar la ortodoncia, «odio esa puta funeraria con sus muertos tan muertos» Ignoras cuando tendrás que volver, y sólo esperas que te haya tocado ayer. Detestas que el gringo se aproveche de ti y te obligue a consolar a todas las viudas mexicanas para que –en tu español limeño– las convenzas de lo necesario que es el ataúd más caro, cuando has dejado atrás Tijuana y vives en San Diego. De todas tus vidas esta es la más amarga. Porque sí, aceptas que vivir en Kiev es un asco –prefieres Tours, claro– pero tratar con estrellas del porno –después de todo– es mucho mejor que maquillar a un fiambre. «Fé-lix el por-nó-gra-fo» silabeas, y te alivia saber que no tienes por qué confesárselo a nadie. Eso sí, imploras –si algún día la mafia de la industria decide deshacerse de ti a su estilo– que el frío del Mar Muerto te encuentre cortando el pelo en México. Allí, al menos, con intermitencia, disfrutas. Peluquero de la alta sociedad, con reconocimiento social, saboreas un cierto éxito que acaricia tu vanidad. Eso y que te estremece saber que te cobijan las sombras de los mismos árboles que cobijaron a Monterroso y a Bolaño. Pero de tus vidas alternativas, la única que gozas es la de hispano ilegal, underground y graffitero en los States. Lo pasas mal, es cierto, a veces, incluso, estás todo el día sin poder comer, pero cómo te regocijas cuando ves un vagón de metro pintado con tu “AMÉRICA HAS AN ACCENT” en letras blancas y acento rojo.

«Estás jodido, Félix. Los pactos con el puto diablo no admiten desistimientos» te reprochas, antes de salir del baño a darle un beso a tu madre de hoy. Eso deberías haberlo supuesto aquella tarde de sol, en Punta de Bombón y hoy estarías viviendo tu vida en Tours, disfrutando de tu familia cada día y no uno de cada tantos, ignorando qué alma te sustituye cuando no estás. Pero no, sonreíste con complacencia casi lasciva cuando aquel desconocido de gesto céreo, aliento sulfuroso y voz pulmonar te preguntó a qué estarías dispuesto si él te garantizaba que, después de morir, podrías sentarte en aquella terraza de Arequipa y –con una Cusqueña al polo en la mano– disfrutar de buena literatura por lo que te quedara de eternidad.


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[Ilustración de Entidades En Tintades]
[Haz click en la imagen, en su nombre y acércate a conocer su rincón]

miércoles, 23 de enero de 2013

LA NAVE DE LOS LOCOS



Esta entrada tiene como fin último expresarle mi agradecimiento a Don Fernando Valls por la alegría que me ha dado al dejarme abordar -como pasajero, que no como pirata- LA NAVE DE LOS LOCOS.

Para todos aquellos que compartís conmigo el -seamos honestos- vicio de la literatura, estará demás contaros qué dimensión tiene la Nave y quién es Don Fernando en el panorama literario nacional.

Para quienes habéis llegado hasta aquí y no conocéis al Profesor Valls, os transcribo la información que él comparte en su perfil de Blogger: 


Nació en Almería (1954), pero vive entre Barcelona y Berlín. Es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado trabajos sobre la narrativa española de las últimas décadas (J. E. Zúñiga, J. Perucho, A. Mª. Matute, F. García Pavón, Á. Fernández Suárez, J. Marsé, L. Goytisolo, D. Sueiro, E. Tusquets, L. M. Díez, R. Chirbes, J. Mª. Merino, J. J. Millás, C. Fernández Cubas, J. Marías, E. Vila-Matas, etc.), así como sobre E. Jardiel Poncela, J. López Rubio y M. Mihura. Dirigió la revista literaria `Quimera´ y es responsable de las colecciones `Reloj de arena´ y `Cristal de cuarzo´, de la editorial Menoscuarto, dedicadas a la narrativa breve y al ensayo. Sus últimos libros son `La realidad inventada. Análisis crítico de la novela española actual´ (2003); `Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español´ (2008); y las antologías `Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual´(2010), en colaboración con Gemma Pellicer; y `Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español´ (2012). Cultiva la crítica literaria de actualidad en el diario `El País´ y en las revistas `Ínsula´ y `Turia´.

Si nunca habéis visitado su bitácora, es hora de remediarlo. Abrid la puerta que os llevará directamente a los dos micros que me ha publicado hoy. La llave la encontraréis aquí.

Acabo como comencé, ¡Gracias, Fernando!

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martes, 8 de enero de 2013

ELLAS




Siempre niegas, con vehemencia, que sea cosa del destino y lo argumentas con una erudición sobreactuada. Recurres –como si fuese fácil de entender– al Principio de la Relatividad Lingüística, «o hipótesis de Sapir-Whorf» dices, arañando las cuerdas vocales al pronunciar Whorf, para que suene lo suficientemente germánico. «La hipótesis sostiene que es la lengua del hablante la que determina cómo memorizamos, clasificamos y conceptualizamos la realidad que nos rodea.» concluyes, para añadir de inmediato «¿Te lo explico?»

Entonces lo fundamentas detallando que fue con Dolores con quien más has sufrido. Que antes de Lola, Nieves te dejó helado cuando se marchó sin despedirse y que luego fueron las manos de Lourdes y las caderas de Fátima las que lograron que creyeras en los milagros, pero que sólo con Asunción conseguiste tocar el cielo. Que sí, que después de Asun, llegó Consuelo y en su escote encontraste el refugio en el que confortarte; pero se cruzó Candela y te quemaste. Luego, con Remedios, creíste que te curarías –al fin– de tantos fracasos; hasta que apareció Olvido. Y claro.


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[Ilustración -Sin título- de Entidades En Tintades]