lunes, 10 de junio de 2013

LLOVIZNA



Llovía y las gotas golpeaban con ritmo silente el cristal de la ventana. Aquí siempre llueve, siempre igual. Mientras esperaba a Julia, sentado en la cocina, pensé en que quizás fuera esta lluvia –que dura de octubre a octubre– la que hizo florecer nuestra amargura. La esperaba porque debíamos hablar; necesitaba decirle que no podía más, que lo mejor –para los dos– sería separarnos y que esta vez no habría una nueva oportunidad. Sé que el final llegó mucho antes de que me atreviera a confesárselo, antes de darme cuenta de que aquí las nubes nos acarician los hombros. Durante demasiado tiempo le eché la culpa a la grisura que nos envuelve, al ruido del frío que nos rodea, porque me costaba aceptar que fuésemos ella y yo los únicos responsables de nuestros orgasmos tórpidos, de nuestras calmas con púas, de nuestros silencios desportillados, de nuestras caricias inanes. Pero ya no podía recordar por qué seguía a su lado. Demasiados años sintiendo, siempre, que algo me faltaba. Confesándoselo y notando que ella lo oía como quién oye llover. Había decidido marcharme esa noche. Prefería estar solo a soportar la tristeza que me calaba a su lado, pero temí que la verdad se me atragantara como granizo en la garganta. No quise herirla y le mentí. «Estoy enamorado de otra» le dije. 

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Este microrrelato fue el que llevé -tuneado como un puzzle- a la III Megaquedada Microrrelatista, que se celebró en Madrid el pasado 18 de mayo y que -por esas cosas del azar- se marchó para Andalucía en poder de Mercedes Daza. 

Yo tuve la fortuna de traerme "BREVEDAD" de Miguelángel Flores. Una pieza que es una joya por su tuneado -caja incluida-, por su calidad literaria,  pero -sobre todo- por el mensaje que encierra y que tengo el placer de hacerlo mío cada día. Os invito a que lo leáis y veáis en el blog de la Megaquedada.

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[Imagen de base obtenida de Google - Foto del micro tuneado de Mercedes Daza]