Aunque todos notaran el sabor a lástima densa que tenían sus palabras, nuestra madre insistía en que, a mi gemelo y a mí, sólo se nos diferenciaba porque él olía a leña húmeda y yo a arena mojada. Éramos idénticos, sí, pero mientras que a mí me tocó asistir a nuestras vidas, a él le tocó vivirlas. Al menos hasta que se acabó su suerte.
El éxito era suyo, el fracaso mío. Él hacía los goles a nuestro favor, yo los penaltis en nuestra contra. Su adolescencia estaba empapelada de sobresalientes, la mía empedrada de suspensos; su carrera de matrículas de honor, la mía de cursos repetidos. Él insistió en que fuéramos socios en el bufete porque se sentía culpable, no porque creyera en mí. Desde muy pronto me obligué a disimular mi envidia. Incluso cuando se casó con Rebeca, aun sabiendo que yo la amaba con desesperanza. Siempre estuve convencido de que la ventura había quedado de su lado cuando se dividió nuestro embrión. Pero me equivocaba.
Cuando el conductor kamikaze nos embistió en aquella autopista de Turquía él murió en el acto. Sin embargo yo salí ileso.
Ayer lo enterramos. Después de quedarnos solos en el cementerio, Rebeca se acercó a mí y abrazándome por la espalda, me susurró al oído: «Mi amor, tenemos que irnos ya». Mientras yo, fingiendo un impulso amordazado por el dolor, no dejaba de acariciar la lápida con mi nombre inscrito en ella.
El éxito era suyo, el fracaso mío. Él hacía los goles a nuestro favor, yo los penaltis en nuestra contra. Su adolescencia estaba empapelada de sobresalientes, la mía empedrada de suspensos; su carrera de matrículas de honor, la mía de cursos repetidos. Él insistió en que fuéramos socios en el bufete porque se sentía culpable, no porque creyera en mí. Desde muy pronto me obligué a disimular mi envidia. Incluso cuando se casó con Rebeca, aun sabiendo que yo la amaba con desesperanza. Siempre estuve convencido de que la ventura había quedado de su lado cuando se dividió nuestro embrión. Pero me equivocaba.
Cuando el conductor kamikaze nos embistió en aquella autopista de Turquía él murió en el acto. Sin embargo yo salí ileso.
Ayer lo enterramos. Después de quedarnos solos en el cementerio, Rebeca se acercó a mí y abrazándome por la espalda, me susurró al oído: «Mi amor, tenemos que irnos ya». Mientras yo, fingiendo un impulso amordazado por el dolor, no dejaba de acariciar la lápida con mi nombre inscrito en ella.
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[Imagen obtenida de Google]
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57 comentarios:
Ya echábamos de menos un post... Y, una vez más, no has dejado de sorprendernos con la vuelta de tuerca final. No tardes tanto en escribir otro. Un besazo!!!
A la miercoles!!!!!calculador ,frio,rencoroso me da escalofrios ,cruel(como dicen en España)el tio,yo que soy gemelo me toca y como digo de puta madre!!!!!muy bueno estos relatos tuyos me hacen cosquillas en los sentidos
¡Rebeca andaba fatal del olfato! Y ese olor a arena, ¿qué? ;-) Hay que ir con cuidado con las historias de gemelos porque quizás son un tema demasiado común pero tú lo has hecho con muy buen estilo y excelente gusto. Te felicito.
Otro relato de Pedro. Como siempre nos deslizas por una prosa atractiva, llena de detalles. Una vez más estamos esperando el giro final al que nos tienes acostumbrados, y como siempre, no nos defrauda. Te has hecho esperar pero mereció la pena,
Efectivamente, prodígate más, leñe !!
Merece la pena el resultado, un tanto escabroso en esta ocasión (como en tantas otras)... Pero magnífico, sin lugar a dudas.
Γοργίας
Al final estuvo donde quiso toda su vida.
Muy buen micro. Un placer leerlo.
¡Saludos!
Sólo su madre podría darse cuenta. Y él disfrutando de la anhelada venganza involuntaria tanto como de su nueva vida. Me gustó mucho.
Muy bien descritas las antítesis, que son casi obligadas entre hermanos que compiten.
Un gusto leerte por primera vez
Un saludo
Gran micro con golpe de efecto en giro final. Una historia bien hilada y perfectamente narrada. Enhorabuena.
Un abrazo,
Estaba preocupada por tí, Pedro, tanto tiempo viendo la entrada del microrrelatista me tenía en tensión. Pero la espera ha sido recompensada y sólo puedo decirte una cosa: excelente micro, amigo, excelente. Todos te hablan del final, pero yo te voy a decir que me quedo con todo lo anterior porque me encanta cuando en tan poco espacio hay tantas cosas tan bien contadas, en este caso : dos vidas paralelas y una muerte anunciada.
un abrazo.
Enhorabuena por este excelente texto. Espero que su mala suerte se quedase en el accidente...
Besos desde el aire
Pedro, me acabas de dejar muerto con ese final inesperado que cierra un microrrelato redondo. Me ha encantado como has logrado que tuviéramos pena de ese hermano desgraciado que al final, yo acabo odiando por suplantar la identidad que no le corresponde. En cuanto a los celos me ha recordado la novela de Unamuno "Abel Sánchez".
Sin duda, es un gran microrelato. ¡Enhorabuena!
Un fuerte abrazo.
Vaya micro mas crujiente y sabroso. El final es bueno pero para mi lo mejor es como has sido capaz de mostrarnos no una sino dos vidas completas (que se lo digan al muerto) en solo unas lineas. Maravilloso. Pero estoy cabreado contigo, porque esto del blog no esta mal pero yo me pregunto...¿ cuando vas a dejar estas cosas a los principiantes como yo y le vas a dedicar tiempo a tu carrera de escritor? Me niego a seguir leyendote gratis (es una forma de hablar, que somos colegas). He dicho.
Desde cordoba, que asco le tengo a las teclas del movil.
Excelente micro, sin duda. Felicidades.
Saludos
Nunca le perdoné a mi hermano gemelo que me abandonara durante siete minutos en la barriga de mamá, y me dejara allí, solo, aterrorizado en la oscuridad, flotando como un astronauta en aquel líquido viscoso, y oyendo al otro lado cómo a él se lo comían a besos. Fueron los siete minutos más largos de mi vida y los que, a la postre, determinarían que mi hermano fuera el primogénito y el favorito de mamá.
Desde entonces salía antes que Pablo de todos los sitios: de la habitación, de casa, del colegio, de misa, del cine... aunque ello me costara el final de la película. Un día me distraje y mi hermano salió antes que yo a la calle, y mientras me miraba con aquella sonrisa adorable, un coche se lo llevó por delante. Recuerdo que mi madre, al oír el golpe, salió de la casa y pasó ante mí corriendo y gritando mi nombre, con los brazos extendidos hacia el cadáver de mi hermano.
Yo nunca la saqué del error.
(RAFAEL NOVOA)
Un gran texto, sólido, con un final sorprendente.
Saludos
Los celos tremendos entre hermanos gemelos y el cambio de identidad. Se ha tocado muchas veces en el cine, pero lo que importa es la forma de contarlo, como se atrapa al lector.
Pedro, creo que te leí en una ocasión un relato más largo de este tema, era de esos geniales con los que solías deleitarnos de vez en cuando en la terraza. El micro es muy bueno, pero el relato largo era genial.
Abrazos
L;)
No entiendo por qué el relato de Rafael Novoa aparece bajo un anónimo. Como siempre, una mano cobarde ¿trata de hacer pensar que el relato de Pedro es un "plagio"? Ese mismo relato lo busqué nada más ver el relato y se lo mandé a Pedro por email, diciéndole que el tema está tratado (¿y qué tema no está tratado?) pero que lo importante son las singularidades, como la de ese lector que se esconde bajo el anónimo.
Pedro, escribe sobre lo que quieras, que lo haces de maravillas, aunque el tema esté tratado.
Yo me pregunto, ¿Rebeca no se dio cuenta por el olor?
Porque la leña húmeda y la arena mojada tienen aromas muy diferentes, sin dudas...
Un abrazo.
HD
De acuerdo con David Vivancos en lo referente a la anosmia de Rebeca. De acuerdo con Ximens en que casi todo o todo está tratado ya en un sitio u otro. El asunto está en el tratamiento y en este caso el resultado es muy bueno. Gracias otra vez, Pedro Sánchez. Aunque creo que todos agradeceríamos que publicaras algo más seguido.
Después de subir mi comentario, leí los otros. Dos me llamaron la atención, dos de anónimos.
El primero es un tema muy largo, pero lo sintetizo diciendo que tiene razón, ya lo aseguró un escritor reconocido, "mientras los blogueros se entretienen con esas cositas virtuales, nosotros escribimos para la gente de verdad". Es para pensar.
El segundo, ¿qué no se escribió desde Shakespeare hasta acá?
Ahora sí, me retiro
Está claro que la madre no estaba presente en el cementerio o, si lo estaba, ya su olfato no era tan bueno ¿o quizá si? Sería interesante saberlo.
Muy buen micro, Pedro.
Saludos desde otro rinconcito de la ciudad.
¡Biquiños!
Carmen
Un excelente micro, un desarrollo sorpresivo para mí y el final...genial
Suerte
Para mi que Rebeca se está haciendo la despistada, que sabe y que quiere cambiar de hermano. Algo ganará.
En cuanto a tu protagonista... parece que la suerte le ha caído de golpe y es que... algún día tenía que llegar, ¿no?
Está muy bien contado, bien desarrollado, bien hilado. Fluye.
Bravo Pedro,
No tiene ni un fleco suelto, narrado así sin trampas, desde el principio sabemos que al gemelo "afortunado" se le iba a acabar la suerte y de todos modos nos sorprendemos. Nos llevas a donde querías sin trucos. Tendré que releerlo a ver qué más aprendo hoy :-)
Por cierto, estoy con Luisa... Rebeca seguro que está disimulando ;)
Un abrazo
Venía con el lápiz afilado, ya me conoces, pero qué quieres que te diga... me ha encantado. Y ya estaba pensando que Rebeca no tenía tan buen olfato pero el comentario de Rocío ha terminado de resolver el entresijo.
Y mira, yo también escribí sobre unos gemelos hace tiempo, nada que ver con esto, pero vamos, que las cosas sobre las que escribir son limitadas y lo importante es hacerlo bien, como lo has hecho tú hoy.
Mis aplausos!
Estupendo relato Pedro,
Está lleno de imágenes extraordinarias, de frases fantásticas (no me detendré en ninguna) y de un final no por esperado menos brillante. Como dice Ximens (creo), la forma de decir las cosas a veces lo es todo y es que dicho y tratado está casi todo. Nada nuevo bajo el sol. Me recordó también un excelente micro de Susana Camps que creo se recoge en alguna antología de estas últimas que se han publicado en blogs últimamente.
Me quedo con el micro por su sublime prosa (me quedo literalmente, lo añado a mi antología de mesita de noche).
Por cierto, tal vez sólo fuera la madre la que era capaz de discernir vía olfativa a los gemelos. No es tan fácil, como tampoco será fácil seguir luego con la farsa. Por eso creo como Luisa y Rocío, que si no se hace la despistada en el cementerio se lo hará luego. Seguro.
Abrazos
Muy buen relato, Pedro. Los gemelos siempre han dado mucho juego con el tema del intercambio de identidades, y a ti te ha quedado un texto excelente en otro sentido. Te dejo un enlace a uno de mis microrrelatos preferidos, uno que ganó el difícil concurso El Círculo Faroni y que también juega con el tema de las identidades gemelares. Un abrazo y enhorabuena.
http://circulofaroni.wordpress.com/2011/04/18/%C2%BFx-premio-internacional-de-relato-hiperbreve/
Pedro, me he aficionado tanto a tus relatos, que me cuesta esperar días hasta el siguiente. Sin duda, es magnífico. Creo que voy a recopilarlos todos, a encuadernarlos y a ponerlos en mi librería, con tu nombre en el canto, te pondré en la balda de mis escritores favoritos.
Un abrazo
Isa
Se me congeló el alma O.O
Muy bueno, Pedro. Nunca llevo sombrero pero en este caso me lo pongo para poder quitármelo.
Abrazos admirados,
P
Se merece que lo acaricie una mujer que ni siquiera sabe como huele, o lo que es peor, que no le importa? Después de toda una vida de rencor??? Y cree que esta vez por fin ha tenido suerte????
Pobre tipo.
Ten cuidado, Pedro, si tienes un gemelo debe estar muerto de envidia. Yo lo estoy :)
Hoy, como siempre que me paso por aquí a leer tus nuevos micros, he disfrutado de lo lindo. Me encanta saborear cada frase y dejarme llevar de tu mano hasta el final que (no sé cómo lo haces) nunca defrauda.
¡Bravo, Pedro!
Un abrazo.
Fenomenal final. Nos estás acostumbrando mal.
No hay duda de que tienes ese "algo", aparte de talento, para finales inusitados.
Excelente micro.
Joder, joder, joder, perdón, pero joder, joder. Es que no se como decirte lo que me ha gustado de principio a fin. Bien escrito, con frase casi poéticas y un final de antología. Una auténtica maravilla. Me he quedado de piedra, y luego lo he vuelto a leer, y a releer y he disfrutado y ahora estoy sonriendo y pensando: qué bueno este joío.
En fin, perdón, vuelvo en mí. Micro fantástico y excelente, digno de llevar tu nombre.
Un abrazo.
Te haces desear, Pedro. Aquí pendiente de tu micro y cuando llega se disfruta y se paladea por esa manera tan elegante de usar las palabras precisas para llevarnos hasta ese final de antología.
Y como dice Ximens:Pedro, escribe sobre lo que quieras, que lo haces de maravillas, aunque el tema esté tratado. Pues eso.
Besitos
un placer encontrar este sitio
saludos roberto
Lo mejor es precisamente que el lector puede predecir un cambio de suertes, pero que aún así se disfruta la lectura y se conserva un rescoldo de sorpresa que atrapa. Al final flota una una duda moral sobre la ignorancia de Rebeca y sobre el rencor silencioso que se advierte en ese gemelo victimista que pasó la vida en una cómoda segunda fila para recolectar luego todos los triunfos ajenos. En fin, qué más señalar que no te hayan dicho. Enhorabuena, un gran micro.
Abrazos
A pesar de que el tema de cambio de identidades en gemelos ya se ha tratado mucho, le añades un extra con esa sombra de duda que recorre todo el texto de principio a fin. ¿Quién es quién?
Hola Pedro.
No sabía qué significaba el título SUPÈRSITE (superviviente). Así que al descubrirlo o traducirlo me he quedado más planchado todavía. Lo has logrado otra vez desde el mismo título. Y mira que no me imaginaba ese giro final aunque hayas mostrado las cartas desde la primera línea, es decir, que no hayas hecho trampa. Seguimos en la lectura, gracias.
Borrón y cuanta nueva o mejor dicho.. suplantación.. puede que incluso para algunos buscarse la vida, o golpe de suerte..
saludos desde isla de luz
(/&/)
Hola Pedrocomo siempre muy buenos textos que nos haces volar con la imaginación.
Cariños
Estoy de acuerdo con Araceli, el giro final, sutil e inquietante, promueve una segunda lectura más atenta y hace saltar la duda. Una pieza precisa.
Abrazos.
FINALAZO. Y el gemelo sobreviviente como que jamás escapa un karma
de obtenerlo todo con grado de dolor. Habrá que ver la realidad con Rebeca, pues ésta apenas comienza. Obtener lo deseado, la más de las veces trae sorpresas. EXCELENTEMENTE LOGRADO TU RELATO.
EXCELENTE!!!!! Con tu permiso, lo guardo en mi tuiter.
Un abrazo admirado
Te pido disculpas por no haber venido antes, eso lo primero.
Después, te diré que me ha parecido fantástico, un relato coherente desde el principio que desemboca en un final espectacular. Mi enhorabuena.
Un abrazo
Genial, me encantóooo!!!Ese giro que le pegaste al final, no lo esperaba.Me gusta, enhorabuena.Besitossssssss
Tanta desgracia tenía que terminar convirtiéndolo en un despiadado. A mí me ha llamado la atención eso justamente: no la justicia poética de la pieza, sino el sentimiento de venganza con que el hermano gemelo se cobra su pieza. Muy fino.
Abrazos
No había comentado?
juraría que si, pero...
Bueno, he entrado a ver que te habían puesto.
Intentaré entrar de nuevo mañana y comentar de nuevo, porque ahora ya no recuerdo lo que dije.
Un saludo.
Pedro, pensaba que lo había comentado, porque leerlo sí lo he hecho. No entiendo... Y escribiendo, leo el de Fer, ahí arriba y veo que le ha pasado algo parecido. Existirán "postergueis" en la blogosfera?
Bueno, aunque el final casi casi se sospecha, me gusta mucho cómo lo cuentas. De hecho, ya te lo he dicho, me gusta muchísimo cómo escribes, Pedro. Voy al último que has publicado.
Martín siempre pide un hermano gemelo. Además de que ya es un poco tarde, una doblepesadilla similar sí que no la soportaría y sería yo quien encarnase al kamikaze... lo tengo claro.
Bien logrado, otra vez.
(dicen que lo bueno se hace esperar, que lo sepas!)
Carry on.
Todos los temas están tratados ya. Eso no importa. Lo que importa es la forma.
A mi me encantó.
Me ha dado un vuelco el corazón al leer el final del relato. Transmites muchísimo.
Un abrazo y mucho admiración.
Realmente es una delicia de cuento, Pedro.
Tienes el don de la literatura, amigo.
¡Malvado! espero que nunca tenga que sufrir una revisiòn de huellas dactilares...jajaja
Mientras tanto...¡que le quiten lo bailao!
saludos cordiales
¿quién ha digo que los perdedores no son al final unos grandes ganadores?
Seguro que no han leido a Pedro Negreira y nada de su absorbente y atrayente prosa.
Una vez más explendido, Pedro, explendido.
Miguel
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