miércoles, 23 de enero de 2013

LA NAVE DE LOS LOCOS



Esta entrada tiene como fin último expresarle mi agradecimiento a Don Fernando Valls por la alegría que me ha dado al dejarme abordar -como pasajero, que no como pirata- LA NAVE DE LOS LOCOS.

Para todos aquellos que compartís conmigo el -seamos honestos- vicio de la literatura, estará demás contaros qué dimensión tiene la Nave y quién es Don Fernando en el panorama literario nacional.

Para quienes habéis llegado hasta aquí y no conocéis al Profesor Valls, os transcribo la información que él comparte en su perfil de Blogger: 


Nació en Almería (1954), pero vive entre Barcelona y Berlín. Es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado trabajos sobre la narrativa española de las últimas décadas (J. E. Zúñiga, J. Perucho, A. Mª. Matute, F. García Pavón, Á. Fernández Suárez, J. Marsé, L. Goytisolo, D. Sueiro, E. Tusquets, L. M. Díez, R. Chirbes, J. Mª. Merino, J. J. Millás, C. Fernández Cubas, J. Marías, E. Vila-Matas, etc.), así como sobre E. Jardiel Poncela, J. López Rubio y M. Mihura. Dirigió la revista literaria `Quimera´ y es responsable de las colecciones `Reloj de arena´ y `Cristal de cuarzo´, de la editorial Menoscuarto, dedicadas a la narrativa breve y al ensayo. Sus últimos libros son `La realidad inventada. Análisis crítico de la novela española actual´ (2003); `Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español´ (2008); y las antologías `Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual´(2010), en colaboración con Gemma Pellicer; y `Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español´ (2012). Cultiva la crítica literaria de actualidad en el diario `El País´ y en las revistas `Ínsula´ y `Turia´.

Si nunca habéis visitado su bitácora, es hora de remediarlo. Abrid la puerta que os llevará directamente a los dos micros que me ha publicado hoy. La llave la encontraréis aquí.

Acabo como comencé, ¡Gracias, Fernando!

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martes, 8 de enero de 2013

ELLAS




Siempre niegas, con vehemencia, que sea cosa del destino y lo argumentas con una erudición sobreactuada. Recurres –como si fuese fácil de entender– al Principio de la Relatividad Lingüística, «o hipótesis de Sapir-Whorf» dices, arañando las cuerdas vocales al pronunciar Whorf, para que suene lo suficientemente germánico. «La hipótesis sostiene que es la lengua del hablante la que determina cómo memorizamos, clasificamos y conceptualizamos la realidad que nos rodea.» concluyes, para añadir de inmediato «¿Te lo explico?»

Entonces lo fundamentas detallando que fue con Dolores con quien más has sufrido. Que antes de Lola, Nieves te dejó helado cuando se marchó sin despedirse y que luego fueron las manos de Lourdes y las caderas de Fátima las que lograron que creyeras en los milagros, pero que sólo con Asunción conseguiste tocar el cielo. Que sí, que después de Asun, llegó Consuelo y en su escote encontraste el refugio en el que confortarte; pero se cruzó Candela y te quemaste. Luego, con Remedios, creíste que te curarías –al fin– de tantos fracasos; hasta que apareció Olvido. Y claro.


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[Ilustración -Sin título- de Entidades En Tintades]