jueves, 7 de junio de 2012

NEGLIGENCIA






Llegas a urgencias inconsciente e inmovilizado en la camilla. Despiertas para oír cómo el médico que te atiende ordena «Resonancia y al quirófano». A pesar del dolor –agudo, abrasador- en lo único que piensas es en cómo explicarás qué hacías saliendo de aquel motel en vez de estar trabajando. Aún aturdido, traspasas las puertas del quirófano e intentas componer tu mejor gesto cuando, a pesar de todo el alboroto, entrevés quién será tu anestesista y suspiras pensando en que para él, tú solo eres uno más en esa tarde de tormenta. 

Sabes -¿cómo no vas a saber?- que el Dr. Godoy es el marido de Martita, «el mejor culo que traspasara el portal del Club Náutico en sus ciento diez años de historia». ¿Cuántas rayas habréis compartido Martita y tú -aprovechando sus guardias y congresos- sobre la sonrisa indolente del doctor, en la foto de 20 x 30 en marco de plata maciza de su luna de miel en Nassau? Te alegras –y mucho- de que al llegar a urgencias te hubieran despojado del Tag Heuer que pertenecía a Godoy y que Martita te obsequió aquella noche en que le contaste cuánto deseabas tener un reloj así. «Ya lo convenceré de que lo ha perdido» te dijo mientras lo colocaba en tu muñeca izquierda. Ella siempre ha sido generosa, para regalar y para regalarse. 

«¿Fumas mucho, verdad? Deberías dejarlo ya. Tu oxigenación en sangre es penosa» te dice Godoy en un tono de barítono que se impone al ruido que generan las enfermeras y las máquinas del quirófano. Respondes con tres síes murmurados con voz árida, porque –aunque encontraras las fuerzas suficientes- crees que es mejor que sugerirle que se vaya a tomar por culo. 

«Ahora, tranquilito, vas a contar desde cien hacia atrás, que vas a dormir» te susurra Godoy al oído, como paladeando cada sílaba. Entonces le miras y descubres que esa sonrisa abúlica que le conoces forma parte de su estrategia para distraer la atención de la inquina que escupe su mirada aviesa. «Hi-jo-de-pu-ta» es lo último que le oyes mascullar antes de que se te cierren los ojos.

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[Imagen obtenida de Google]
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68 comentarios:

Susana Camps dijo...

Qué bien cerrado, Pedro, qué despliegue de detalles y qué habilidad para llevar la tensión hasta el final. La elección del tú es perfecta para la semiinconsciencia y el traspaso.
Una auténtica maravilla.
Abrazos admirados

Nicolás Jarque dijo...

Pedro, has construido una historia circular contada en primera persona, con la dificultad que eso conlleva. Has jugado con la sorpresa final hasta dejarla en duda, para luego mostrarla un momentito y volverla a ocultar, como los magos.

Me ha gustado esta vuelta de tuerca que proporciona la vida.

Serán cosas mías, pero estos personajes creo que ya los conocía de relatos anteriores, ¿puede ser?

Como siempre genial tu prosa.

Un abrazo bien fuerte.

Mei Morán dijo...

Demuestras que la vida no es perfecta como en los libros. Y lo haces sin moraleja, crudo y con maestría.
Enhorabuena

Loli Pérez dijo...

Pedro, me has mantenido con la tensión y la adrenalina a tope mientras leía. Los detalles, los objetos, los diálogos. Todo en un mecanismo perfecto que hace que este relato funcione como un reloj, como el reloj que pierde el personaje.
Impresionante, Pedro.

Abrazos muchos

Isabel Martínez Barquero dijo...

Un relato muy bien construido, frío como el metal, duro, que mantiene el suspense hasta el final, donde se cierra con el ajuste de cuentas. Mala cosa para el amante acabar en manos del marido.
Sobre todo, me ha gustado el tono, que creo que está muy logrado, sin piedades ni moralinas.
Un beso, estimado Pedro.

Fran Rubio dijo...

Bravo, Pedro. Hay que tener dominio para narrar en segunda persona con ese oficio que demuestras. Mostrando y dosificando las "pistas" que, aunque anticipen el final y pueda uno "adivinarlo", no deja de ser contundente y argumentado. Más que "creerme" la historia, casi me he sentido en la mesa de operaciones.
A partir de ahora empezaré a desconfiar de cualquier anestesista.
Gracias por escribirlo.
Un abrazo.

MJ dijo...

¡Ay, ay, ay, que lo veía venir!
Me ha encantado la forma un tanto aséptica de contarlo.
Un placer leerte, Pedro.

Un beso.

Una que yo me sé dijo...

Buenas!

Me encanta la idea y me encanta el título con respecto a lo que has elegido contar y lo que has elegido omitir. Lo que no me gusta tanto es la forma... algunas cosas que no me cuadran te las podría argumentar, y otras no. ¿Pero quién soy yo?

Te mando un mail si quieres, y me explico mejor, que lo que te he dicho y ná... 33! XD

Besos

Iván Teruel dijo...

Fantástico. Por lo que ya te han dicho de la dosificación de los indicios, del manejo de la tensión. Y añado: me encanta ese estilo de cuchillo que tan bien se ajusta a lo descarnado de la historia.

Y otra cuestión: muy bien definidas las dos partes de la historia. La primera, en la que se presenta el conflicto y se plantean algunas de las causas que lo desencadenan, pero a través de tres brochazos (el culo, las rayas sobre la foto y el Tag Heuer: suficiente). Y la segunda, brutal, que perfila el encuentro entre el cornudo poderoso y el amante medio moribundo: la vida del segundo (el ultrajador) en manos del primero (el ultrajado).

La elipsis final abriría una abanico de posibilidades, de no ser por el título, que cierra el sentido de la pieza.

Repito: soberbio.

Un abrazo, Pedro.

Patricia Nasello dijo...

Enhorabuena por este extraordinario micro, Pedro. Puesto que mis compañeros comentaristas ya han dicho lo que yo quería decir, no me queda más que, con tu permiso, subirlo a mi muro.

Abrazos!

Claudia Sánchez dijo...

¡Qué buen relato, Pedro! Los detalles bien cuidados, el título, el cierre perfecto.
¡Me encantó!
Abrazos,

David Vivancos Allepuz dijo...

Me has recordado una frase del ínclito Alfonso Cabeza, cuando era presidente del Atleti y andaba a la greña con todo el mundo, que le vino a decir a uno de sus "enemigos" (apostaría a que era José María García) que, más tarde o más temprano, ya lo vería encima de una mesa. Y es que era forense. Pues eso, de venganzas médicas va la cosa...

Un abrazo,

D.

Melvin Rodríguez Rodríguez dijo...

Pedro me gusta mucho la dirección que tomas en este relato y cómo constantemente le das un giro al lector y lo vas sorprendiendo párrafo por párrafo.

Hay toques de un relato romántico que se va tornando en un drama de infidelidad, que a veces sabe agrio y en algunas líneas es gracioso.

Entonces colocas ese final de suspenso, de miedo y de desesperación.

Fue toda una montaña rusa y dejó mucho para pensar con el final y con el título.

¡Abrazos!

Bee Borjas dijo...

Enhorabuena por este texto!
Es una joya de principio a fin.
Es curioso, porque permites ver los engranajes de la historia, pero tu talento hace que uno se sumerja de tal forma, que te dejas llevar y luego pegas el golpe de gracia.
Caramba que se te extraña. mi amigo!
Un placer leerte otra vez.
Te dejo un abrazo enorme!

Manuel Rebollar Barro dijo...

Pedro, un relato muy bien construido sobre los detalles (que son aquellos que nos delatan) y sobre la segunda persona (ese monólogo interior que llena de dudas al personaje y, por ende, al lector). Me encanta el personaje en ausencia, Martita, quien, al fin y al cabo, es la causante de toda la tensión desbordada, sobre todo en el que se siente culpable.

Una muy buena manera de comenzar un viernes.

Abrazotes

Berta dijo...

Es un relato para valientes!! Su construcción, el narrador, el argumento, los personajes..ese final..extarordinario...la tensión mantenida..Un placer para este viernes. Un abrzo Pedro. Me gusta mucho leerte.BErta

Unknown dijo...

Cuanto talento!!!
Podría intentar analizar, pero llovería sobre mojado, porque Susana, Nicolás, Fran, Iván... y el resto ya han diseccionado con habilidad y maestría este micro del moribundo predestinado por el réquiem del cornudo sintetizado en esas últimas cinco sílabas escuchadas.
Un abrazo y enhorabuena por esta pieza tan bien encajada.

Midala dijo...

Genial Pedro!!!!Me encantó y hasta el último segundo no sabía como iba a reaccionar!!!
Dicen que el que las hace las paga...no sé...aquí desde luego le salió muyyyyyyyy caro jajajajajjajaa
Millllllllllll bikosssssssssssss

Sara Lew dijo...

Muy bueno. Enhorabuena.

Fernando Rubio Pérez dijo...

Muy bueno, Pedro.
No por esperado ha sido menos interesante de leer, por lo bien que has llevado y concluido la historia.
A seguir dando a la tecla!
Un abrazo.

Petra Acero dijo...

La segunda persona, la difícil segunda persona.
Pedro, magistral. Me encanta como avanza, como retrocede, como se antecede. La personalidad del personaje, la trama, el engaño, la venganza. Todo se origina y termina como en la vida real: sin orden, por casualidad, como consecuencia.

Un microcosmos tan conseguido que parece fácil y desborda verosimilitud.

Magnífico.

Un beso, Pedro.

matrioska_verde dijo...

no es nada fácil construir relatos tan concentrados y contar tantas cosas con detalles como: el reloj, el culo de Martita.

sí que tuvo mala suerte el protagonista, ir a dar con el marido de su amante... pero la realidad siempre supera a la ficción.

y ese final abierto nos deja con la duda de qué pasará.

biquiños,

Anita Dinamita dijo...

Jope, Pedro. Qué negro está el viernes. Me encanta tu destreza, y como nos alejas del final con todo lujo de detalles, para acabar mirando al antestesista con terror.
Genial
Un abrazo

Janial dijo...

Como siempre, un placer leerte. Al igual que en otros cuentos tuyos, se masca la tragedia desde el principio.

Pablo Vázquez Pérez dijo...

Muy bueno lo de graduar la evolución de la anestesia con la narración. El título es bueno pero adelanta un poco el final. Saludos.

Javier Ximens dijo...

Mira que a mi el relato me ha sacado una sonrisa final. No voy a hablar de tu prosa exquisita que se desliza por mis ojos y se ubica en mi mente como capas de mantequilla, suave, apetitosa. En esta ocasión te alabaré el título, que es el principio y el fin del relato, lo dice todo: la negligencia por partida doble, de los amantes que ignoraban que el doctor sabía, y la que se va a producir en el quirófano. Y por supuesto, ese detalle de marcas, países, que acotan e individualizan los objetos.
Me gusta el segunda pues nos hablas directo, nos sentimos ahí tumbados, a la espera del bisturí
Quizás el relato debería haber incluido una sola pista o guiño que nos dijera cómo o porqué el doctor sabe de la infidelidad.
Me alegro de tu regreso.

Sandra Montelpare dijo...

Coincido con unos cuantos en que la segunda persona es lo que le da a este relato la pimienta. Excelente el cierre que lleva directamente al título. Acá en Argentina hay un dicho que dice. "No importa... Ya vas a volver con el caballo cansado..." que acá aplica a la perfección. Que la muerte no nos agarre in fraganti! Saludos van

Pablo Gonz dijo...

Bueno, bueno, bueno. No sé quién decía que el arte está en los detalles. Aquí está el arte. Bueno, bueno, bueno.
Abrazos fuertes,
P

Laura dijo...

Me ha enganchado desde la primera línea y puede que sea porque esa urgencia o esa resonancia creó en mí la ansiedad de saber qué le ocurría a tu protagonista.

Según iba leyendo tenía más ganas de conocer el desenlace, y te puedo decir que has compuesto una historia difícil de contar desde la voz del protagonista. Puede que si la voz del narrador fuera otra, le restara mucha fuerza.

Me ha gustado Pedro, ¡tanto que lo he leido dos veces más!.

Un abrazo desde mis palabras.

Enmascarado dijo...

Lo leí anoche cuando estaba más fresquito, pero dejé mi comentario hasta estarlo yo también.
Lo cierto es que espero siempre con ganas tus micros, ya que nunca decepcionan. Este...a pesar de que el título te va poniendo en órbita, todo el repertorio descriptivo y ambientación te envuelven en la historia hasta encontrar el sutil puntillazo.
La narración en segunda persona es perfecta y por lo demás...sigue escribiendo, por favor.

Un abrazo.

Luisa Hurtado González dijo...

El detalle de la foto es genial.
En cuanto al matrimonio... puf, no se debe jugar con fuego sobre todo cuando a lo mejor uno no tiene todas las cartas en la mano.
Muy bueno

escarcha dijo...

tremendo texto!
te deja sufriendo con el anestesiado, con el tipo que se duerme y seguramente ya no despierta!!!

el título, como todo buen micro, da el detalle que faltaba!!

SALUDOS PEDRO!

Pilar Arenas Nieto dijo...

Genial Pedro, todo un lujazo de historia en la que implicas al lector hastavl final.

Yolanda dijo...

Me sumo a lo comentado, sólo me queda añadir mi felicitación, tu relato es fantástico.

Enhorabuena.

Paloma Hidalgo dijo...

Cuando se llega a los postres, es difícil decirte algo que no he te hayan dicho. Aún así, me digo que me encanta tu cuento, la forma, el fondo y todo. Como siempre conduces al lector como un guía experto, enseñándole todos los recovecos de tu trama, enhorabuena Pedro.

Un abrazo

Anónimo dijo...

me pareció un texto excelente.
Mira las vueltas que tiene la vida...
si es como digo siempre, se presenta sin avisar y te da un cachetazo, así de una sin remordimiento y te deja de nariz no sabiendo para dónde caminar y cómo retomar

muy buen texto
un beso

AGUS dijo...

Sí, una pieza excelente, en la que manejas con destreza las líneas difusas que separan ambos mundos.

Abrazos.

AGUS dijo...

Sí, una pieza excelente, en la que manejas con destreza las líneas difusas que separan ambos mundos.

Abrazos.

JOAQUIN DOLDAN dijo...

inquietante! como la enfermedad misma

Mariela dijo...

Excelente cuento, Pedro. El título no me convencía del todo pero el comentario de Ximens me lo hizo ver de otro modo, aunando a la supuesta negligencia del doctor que causará la muerte la otra negligencia, las de los amantes al descuidarse en algo... que para mí es el reloj, aunque no tires una línea que nos permita afirmarlo, pero bueno, yo lo imagino así. Me rechina un poco que el cornudo susurre lo de que se va a dormir, porque eso debería decirlo en voz alta, ser oído por el entorno. Por lo demás, hay detalles como Nassau, el Náutico y sus 11 años, la tormenta, que resultan más que efectivos porque dan aún más carne y consistencia este trabajo. Un placer leerte. Saludos.

Mònica dijo...

BRAVO!
Me sumo a los comentarios de Susana, Iván, Fernando y Ximens. La historia, el ritmo y la estructura te envuelven des de el minuto uno.

Aplausos y más aplausos.

Raquel dijo...

Muy bueno y, yo no lo he podido evitar, a pesar de toda la tensión del relato al final me arranca una sonrisa.
Para mi, el título cierra el círculo.
Un beso enorme!!!

Elysa dijo...

Menos mal que no tengo ningún lío con médicos, anestesitas y demás fauna de quirófano, porque si no con lo aficionados que se han hecho a meterme en ellos después de leer tu relato ¡tururu! acojonadita estaría.
Me ha gustado de principio a fin, sobre todo porque creas esa atmósfera que me arrastra a seguir leyendo deseando saber que va a pasar.
¡Ah! y el título todo un acierto.

Besitos

Unknown dijo...

Con buen crecimiento ascendente, la trama te va llevando a ver cuan indefenso se encuentra el protagonista, y como el destino lo termina acorralando.
Finalizando en una nota muy alta y que se desprende hacia la muerte.
Bravo.

Araceli Esteves dijo...

Ay, qué círculo tan bien dibujado, todo encaja a la perfección en tu relato, al que nos tiras a medio camino de la historia. Todo cuadra al tiempo que acojona.

La mala de la película dijo...

Hola Pedro! Siento estar taaaaaaan ausente últimamente, pero estuve un poco ocupada con todos los exámenes finales y después selectividad. He leído este texto y el anterior, ya empezaba a echar de menos esos escalofríos cada vez que te leo...no sé si esto es bueno o malo. Me despido ya, que mi madre no soporta verme "desocupada" y quiere que recoja mi mesa. Espero verte pronto!

Lucas Fulgi dijo...

Buenísimo. Me mantuvo en vilo hasta el final. Y muy interesante que esté en segunda persona.

Saludos

GeNN dijo...

Muy buen relato.

Te mueves muy bien con el narrador en segunda persona y consigues hacer verosimil la trama.

Un saludo.

Xesc dijo...

Creí haber pasado el mismo día que lo publicaste pero al leerlo me doy cuenta de que no. Imperdonable. Y lo es porque me perdí un relato que te agarra del cuello desde el primer momento y te tumba en la camilla (merced a los detalles bien dibujados y dispuestos y a esa potente voz en segunda)para ir poco a poco descubriendo lo que nos cuentas casi con bisturí.
Además, leer la historia con esa foto mirándote... Uf.

Excelente Pedro.

Abrazos

Eleonora Beatrice dijo...

Un relato donde el narrador mantiene al lector en estdo de tensión hasta la última palabra.
La historia nos muestra que todo llega en el momento justo, por más que hagamos lo immposible para despistar a nuestro propio destino.
Me encantó.
Un gran cariño.
Eelonora.

omar enletrasarte dijo...

excelente (hasta de canto)
saludos

Las Gemelas del Sur dijo...

Qué destino más inquietante, muy buen relato, con final impredecible...

Saludos

Isabel Merino González dijo...

Llego tarde, pero llego.
Y sólo puedo decir que fantástico.
¿Cómo puedes contar tanto en tan poco? ¿Cómo puedes dibujar a los personajes de esa manera? ¿Cómo es todo tan visual?
Eres un maestro, Pedro.

mientrasleo dijo...

Fantástica la forma de manejar al lector en este texto lleno de emociones.
Besos

Nieves dijo...

¿Qué puedo decir que no te hayan dicho ya? Me arrastras al quirófano y me tienes con el alma en vilo hasta el último minuto, a pesar del título. Lo leo y lo releo para intentar descubrir cómo lo haces. Absolutamente genial.
Un saludo

El moli dijo...

¡Que bueno Pedro!, es la primera vez que te leo, y he quedado anonadado.
Estupenda resolución.
Te dejo un fuerte abrazo.

Gala dijo...

Que final!
Me ha encantado.. eso de que la venganza se sirve fria, y ¿que hay más frio que un quirófano?

La verdad es que pobre hombre no tuvo que pensar demasiado en las futuras explicaciones, eso ya se encargaron de ahorrárselo.

Encantada de volver a leerte.

Besitos mediterráneos.

Paula Sánchez Álvarez dijo...

Aquí estoy, tarde, mal y a rastro, como siempre. Pero dicen que lo bueno se hace esperar y que además, si breve, dos veces bueno.

Me gustó, como siempre. No hay novedad, ¿no? Muy tuyo. Bien llevado, engañoso, con un final de infarto.

Carry on.

María Eva Ruiz dijo...

Magnífico relato Pedro, nos dibujas con tus palabras precisas cada escena de forma que no solo nos enganchas a la historia sino que la vemos como una serie de fotogramas.

Me encanta leerte.

Un abrazo.

María Eva.

manuespada dijo...

Muy bien construido y muy fien finalizado, me ha ido dando angustia mientras lo leía, ¿será proceso de identificación del lector? Eso es bueno por parte de la voz narrativa. Objetivo conseguido, la implicación de la segunda persona. Un abrazo.

fus dijo...

Magnìfico, Pedro, durante el relato vas creando el campo de cultivo donde el desenlace se encarga de destruir toda esperanza de vida.

un abrazo

fus

Miguelángel Flores dijo...

Se me había escapado, Pedro!!!
Qué gran historia. Hasta el final no sabes qué ocurre en la mente del tal Godoy, y cuando lo acabas sabiendo, con una palabra compuesta, no queda duda.
Qué bueno.
Un abrazo, Pedro.

ESPERANZA dijo...

Que bien llevado el hilo del suspense hasta el final y que bien retratada la impotencia en la última frase. El título redondo y cerrando el círculo.

Bravo, Pedro

Un abrazo,

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Vaya, no le hacía falta el reloj. Resultó que los anestesiados eran Martita y el protagonista.

Wendy dijo...

Das miedito, Pedro... En el fondo, has conseguido plasmar a la perfeccción la sádica fantasía de todo médico de encontrarse al enemigo en la camilla y, por ende, en sus manos. Pero esto yo no lo he dicho... ;-))

Unknown dijo...

Muy buen relato Pedo! me ha gustado mucho... en especial la elección del "tú", quizás es una forma de involucrar al lector; ya que todos podemos vivir una historia así.
Es mi interpretación... a lo mejor me equivoco.

Un abrazo

Miguel dijo...

¿Experiencia lectora tuya? ¿intuición?... no lo sé pero lo intuía, lo intuia, Pedro. No obstante, como siempre... una prosa fantastica y cuidada al más minimo detalle.

¿por qué tardas tanto en darnos estos pequeños placeres Pedro? No es justo.


Un abrazo

Miguel

Gorgias dijo...

Excelente de verdad!

Las condenas por negligencia profesional son infrecuentes y con escasa pena. Una especie de crimen pasional perfecto, basta un poquito más de fentanilo y... adiós!!
Muy conseguido,Pedro.

Γοργίας