miércoles, 18 de julio de 2012

PROBIDAD





No es difícil imaginar su contrariedad, porque hoy —a pesar de sus advertencias­­­— le han marcado el cuello con la fusta. Dos latigazos demasiado notorios como para no tener que explicarlos a todos; a su jefe, a sus compañeros, a su mujer y a sus hijos, hasta a sus subordinados.

Siempre les advierte que no quiere marcas, que para eso paga lo que paga; que su sumisión tiene un límite, que como no le obedezcan aquí se va a liar. Pero ellos —son dos, estos amos siempre son dos— primero ignoran sus advertencias y sólo interrumpen sus insultos cuando,  mientras uno lo sodomiza, el otro detiene un instante los latigazos para preguntarle –invariablemente- «¿qué se va a liar aquí si te marcamos, putilla?» A pesar de la aversión que siente a partir del momento en que cierra la puerta del piso a sus espaldas, esos son los únicos instantes que le dan sentido a su vida. Ni su familia, ni su carrera, ni sus ascensos, ni su poder.

Esta inquina es lo que justifica su actitud indolente y huraña hacia la vecina que se cruza con él y le dedica un mohín de desprecio, justo en el momento en que él simula atusarse su uniforme frente al espejo del portal, con el único objetivo de comprobar cuánto se notan las señales en su cuello.

Se engríe al entrar en el coche y ver la mirada cínica que su nuevo chofer le dirige, valiéndose del retrovisor, antes de preguntarle «¿No pudo recuperarlo, mi Coronel?» Entonces recuerda el comentario con el que justificó el desplazamiento fuera de la ruta prevista y la espera en aquel vado. Antes incluso de que le dé tiempo a ordenarle que se calle y que conduzca, mientras ve el reflejo de su infortunio en el cristal de la ventanilla,  le oye escupir con ironía «No se preocupe, mi Coronel, me he encargado de conseguirle un tricornio de su talla, que aunque esté usado, está impecable»



[Imagen obtenida en Google]

-oOo-

63 comentarios:

Javier Ximens dijo...

Pedro, tengo un problema con tu relato, que como siempre está escrito con esa prosa cuidada que te destilas. El problema es que usas un lenguaje que no enciendo, problema mío, seguro: Probidad (Honradez, honestidad, integridad y rectitud de comportamiento). Inquina (Aversión, mala voluntad). Engría (Llenar de soberbia). Esto hace que tenga que consultar frecuentemente el diccionario y además traducir. Por eso no llego a apreciar el texto.
Tampoco entiendo el final: si el objeto es que el lector sepa que se trata de un guardia civil, de algún modo ya se sabía que era militar (uniforme). Si por otro lado, sí el chofer ha conseguido el tricornio mientras el protagonista está es su sesión, o ha corrido mucho a la tienda se segunda mano o a subido al piso de los profesionales y le ha birlado el cuero. No sé, Pedro. Esta vez me suspendo.

Sandra Montelpare dijo...

Me da la sensación en este magnífico relato de Pedro que lo que el coronel se empecina en ocultar es sabido por esa vecina y su nuevo chofer. Y hasta da la posibilidad al lector de imaginar que tiene un nuevo chofer justamente porque el anterior también sabía... y quizás su jefe o su mujer intuyan... Es un juego entre el ser y el parecer, entre la probidad y lo prohibido. Esa es mi modesta lectura y seguramente sugerirá otras tantas aristas en cada lector.
Que me ha parecido muy bien narrado, Pedro!!
Felicitaciones

Pablo Gonz dijo...

Como casi siempre que te leo, siento que estoy asomándome a un mundo mucho mayor: tú nos muestras un minúsculo sector de ese mundo, con un alegre modo de narrar que salta constantemente del aspecto exterior de la historia (los movimientos, los gestos de los personajes, etc) a la perspectiva interior (lo que sienten, piensan, etc). Sigo opinando (y esto creo habértelo dicho ya) que tu prosa ganaría si la pulieras un poco: creo que sonaría mucho mejor usando términos comunes. "Probidad", "inquina", "engríe" creo que no están al servicio del relato sino al de otra cosa distinta (no sé cuál).
Un fuerte abrazo, Don Pedro.
P

Javier Ximens dijo...

esa h perdida...

La mala de la película dijo...

Brillante, claro, pero a una mente adolecente como la mía creo qeu todavía le faltan dos veranos para llegar a comprenderlo en su totalidad...Un abrazo, nos veremos pronto :)

Nicolás Jarque dijo...

Pedro, como siempre es un placer leerte por esa cuidada prosa que utilizas y esos caminos que abres y cierras. Aunque en esta ocasión crean cierta confusión, pero al final, se entiende y se aprecia las paradojas de la vida. Un mando recto y con poder solo aprecia la vida cuando recibe palos a escondidas y es tratado miserablemente.

Muchas veces quien menos aparenta es quien más esconde.

Un abrazo fuerte y a continuar regalándonos su prosa.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Mucha apariencia, mucho mando, mucho poder..., pero lo que le va al comandante es que lo humillen. Eso sí: que nadie se entere, que su fama no sufra merma alguna ni su imagen intachable. Un masoca que es capaz de actuar sádicamente, las dos caras de la moneda en el mismo ser: una privada y otra pública.

Sinceramente, Pedro, creo que la primera parte del relato, el primer párrafo, está muy conseguido. Con respecto a los otros dos, falta un nexo, algo que ligue lo oculto con las personas que, posiblemente, sospechan las desviaciones del tipo. Porque interpreto que vecina y chofer lo saben.

Un abrazo.

Loli Pérez dijo...

Pedro, atrapa desde las primeras líneas ya vemos que hay acción. Lo del uniforme yo no lo tenía tan claro y me gusta al final que me aclares con lo del tricornio es un detalle que redondea el cuento. En cuanto al vocabulario más poco frecuente, aunque tengo que buscar el significado, pero me admira que des con la palabra exacta y distinta a las que escuchamos.
Muestras el desprecio tanto de la vecina como el nuevo chófer, ya no sé si por el cargo o por que también saben.

Creo que es un excelente micro, Pedro.

Abrazos

Anónimo dijo...

Muy buen micro, da cuenta de la doble vida, de las diferencias entre el hombre público y el privado, (en lo terrible que es para el protagonista si se supieran sus "debilidades", sobre todo en una institución rígida como suele ser la militar.

Abrazo

Melvin Rodríguez Rodríguez dijo...

Francamente, no entendí la historia en mi primera lectura pero fue lo suficientemente cautivante para ponerme a leer de nuevo.

Después hallé un interesante relato, de identidades bifurcadas, escondidas y tergiversadas. La identidad de hombre, de "putilla", de bicho raro que disgusta a la vecina y de coronel al mando.

Me gustó cómo jugaste con esas identidades en un solo personaje siendo reflexivo, en vez de sensacionalista. ¡Muy bien hecho!

Bee Borjas dijo...

Es una estupenda pintura de lo que le acontece a mucha gente.
Máscaras... Disfraces...
Individuos que se esconden detrás de personajes y que llevan una vida patética.
Me gustan mucho las agudezas que utilizas. Estupendo el modo de dejar caer pistas y detalles que enriquecen la historia.
Excelente trabajo, Pedro!
Abrazo fuerte desde Buenos Aires!

Pablo Vázquez Pérez dijo...

Lo acabo de leer por segnda vez y me ha gustado más incluso que la primera. Es cierto que los vocablos poco habituales del texto, descolocan un poco pero también consiguen un matiz de incomodidad que refuerza el sentido del micro. Es decir, que tiene más fuerza "engríe" que si dijeras "se regodea" o "se envanece", porque el personaje es tan oscuro y produce tanto rechazo, que regodearse le darí acierto atisbo de humanidad.
Lo dicho, me ha sorprendido por el fondo y la forma. Un abrazo.

Anónimo dijo...

lo siniestro del personaje contagió impunemente todo el relato provocándome por momentos un leve escozor en mi espalda.

es uno de esos textos que, por momentos, me hace parar de leer y tragar saliva para continuar, je como si eso lo suavizara un poco...mentiras que me digo a mi misma porque el escozor continúa allí

muy bueno, Pedro, felicitaciones

mi abrazo

Unknown dijo...

Nítido perfil de villano.
Éstas personalidades del submundo demuestran su patología y retorcimiento con lo que nos relatas.

Fernando Rubio Pérez dijo...

Me gustó mucho, Pedro. Obligas a leer despacio pero no cansa. Magnífico retrato del personaje.
Felicidades.
Un abrazo.

Patricia Nasello dijo...

He leído atentamente tanto tu micro, tu gran micro, como los comentarios, en los que se demuestra el alto poder de impacto que Probidad tiene.
Mi más sincera enhorabuena por este texto, Pedro!

Un abrazo

Paloma Hidalgo dijo...

Contundente. Es la mejor forma que encuentro para definir tu micro. Una relato en el que la realidad tiene intensidades de luz, la del día y la de las sombras. Es en estas últimas donde cada fachada esconde detalles, rincones que a plena luz del sol no se ven.

Me gusta tu relato Pedro, y esas palabras le dan-bajo mi humilde punto de vista-un valor añadido que lo hacen muy interesante.

Un abrazo

escarcha dijo...

me ha encantado!! has tomado un tema tabu si se quiere y lo has desglosado perfectamente, me fascina cuando relatas el momento de la sodomización!
Él es un hombre fuerte en su vida "social" o externa, como quieras llamarle, pero necesita sentirse una "puta" en esa otra faceta que ha logrado construir a escondidas, ha logrado hacer lo que muchos desearían... ¡llevar a la realidad una fantasía!
EXCELENTE!!!!

Un abrazo Pedro

Yolanda dijo...

Mensaje duro, texto intenso y magistralmente llevado.
Mi enhorabuena.

Saludos.

Araceli Esteves dijo...

Qué bueno, Pedro. Nos coges, nos vapuleas y nos dejas en la silla pidiendo más.

Miguelángel Flores dijo...

Creo que has cogido un tópico en el que el poder, la autoridad suprema, la fiereza (lease patronal, iglesia, ejercito...) es consecuencia de un maltrato superior (como ya se reflejaba en The Wall de Pink Floid) y guarda recovecos y los has españolizado y le has dado una personalidad cercana a sus personajes, y los has hecho creíbles. Me gustó mucho, Pedro. Se disfruta leyéndolo varías veces seguidas. Felicidades y abrazos.

Amando Carabias dijo...

Sinceramente: huele a crimen. Huele a que el chófer sabe lo que hay y no quiere ser despedido por el Coronel.

Sobre la cuestión de las palabras en desuso que usas. Siempre es un dilema esta cuestión. Un dilema doloroso. Siempre he sostenido que una parte de la labor del escritor consiste en orear un poco las viejas palabras que enriquecen nuestra lengua, pero que vaguean no sé si porque no se atreven a mostrarse, o porque las hemos condenado a la inquina (ejems).
Por culpa del tipo de vida que se hace, los urbanitas hemos perdido mucho del lenguaje del campo, de la naturaleza. Por culpa de la especialización profesional, tampoco se hace fácil acceder a determinados registros específicos de una rama del saber. Y al final, acaso por las prisas y la falta de tiempo, limitamos nuestra conocimiento a unos pocos miles de palabras (en el mejor de los casos).
Dicho todo esto, no es menos cierto que la misión del escritor (básicamente) es transmitir una historia, y, como cualquiera deduce, para que una historia se transmita en condiciones, el lector tiene que comprender al máximo su contenido.
Habrá que buscar ese justo término medio del que hablaban los clásicos, donde supuestamente está la virtud.
Abrazo.

Sergio Cossa dijo...

Un relato que se mete de lleno con algunas miserias humanas.
Quien ha sufrido el servicio militar, sabe de los malos tratos, de la degradación a que son sometidos los "inferiores" por parte de los "superiores". A estos les explotan en la boca términos como "maricón", mostrando su dureza y rectitud. Detrás, escondidas bajo uniformes bien lustrosos, están sus miserias.

Nada que objetar a cómo está narrado, con un aire castrense que bien puede adoptar esas palabras cuestionadas.

Gracias, Pedro. Un lujo.

¡Abrazo!

Luisa Hurtado González dijo...

Me gusta que ya en el primer párrafo nos cuentes lo que pasa, sin tapujos, le va bien al texto, siendo como es.
Y esta igualmente bien, la excusa final, y las miradas, y el tricornio; lo cierras todo... ¿con mucha realidad? Si parece real, es buen hacer tuyo, evidentemente.

(estoy sorprendida con tu cambio de registro pero... bien, muy bien)

María Eva Ruiz dijo...

Me ha encantado el micro, aunque diferente en la forma a la que nos tienes acostumbrados pero igual en el mensaje. Un certero aguijonazo al final donde colacas a cada uno en su sitio. Dos caras de una misma moneda, lo público y lo privado (o que uno cree que es privado).

Un abrazo muy grande.

María Eva.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Como siempre, manejas el lenguaje de una manera exquisita. No quiero entrar a valorar tu utilización de términos más comunes o más en desudo (creo que eso es una cosa muy personal del autor). Sigo manifestando mi envidia por tu dominio tanto del lenguaje como de su uso. Esta vez, el fondo de la historia me supera, eso sí.

Janial dijo...

"Vicios privados, virtudes públicas", Como la película de Jancso. Lo de publicarlo tal día como el dieciocho de julio, es pura coincidencia, por supuesto. Nos tenía usted un tanto abandonados, Don Pedo. Gracias por su excelente retorno.

Janial dijo...

He intentado quitar mi comentario para corregirlo, pero no me ha dejado el ordenador. Don Pedro. Juro que escribí Don Pedro.

Unknown dijo...

Esto ha sido un regreso esperado y fustigante, una historia de vicios ocultos que manejas igual de bien que uno de los protagonistas el látigo. Solo objetar el uso de algunas palabras, me parecen rebuscadas, en mi modesta opinión hubiera usado un lenguaje un poco más "sucio", el temita lo merece.
Saludos.

Enmascarado dijo...

Un gusto volver a leerte Pedro, como siempre, una prosa mimada y elegante.
Respecto al tema, este mundo es un circo y tanto en el ejército como en la GC, existe todo esto y bastante, te lo0 digo de primera mano. Tu personaje es de los que usan la mano dura que les pondría a ellos, porque no entienden la vida de otra manera. Por otra parte ese mundo militarizado y de tanta convivencia, tal vez hace que las dobles vidas sean el escape de la rigidez. Cada ying se equilibra con su yang.
Buen micro, merece la pena esperar esta inteligente lectura de la vida.

Un abrazo

omar enletrasarte dijo...

cosas del poder,
en un buen relato
saludos

Unknown dijo...

Toma ya!!!
Resulta que me alejo del microverso unas semanas y vuelvo a tu casa para encontrarme esta joya.
Me parece genial cómo vas dosificando la información hasta que al final nos das toda la historia.
No se si es porque hace días que no recorría los blogs amigos, pero es de lo mejor que he leído en mucho tiempo, o al menos esa es la sensación que me queda.
gracias por compartir.

Midala dijo...

Me encantó Pedro. Como siempre, me sorprendes gratamente con tus relatos. Quién mucho manda en el trabajo....jajjajajajaj, se vé que la única forma de sentirse bien era recibiendo palos...manda narices, si es que las personas somos más rarassssssssss, de verdad!!Un bikiño Pedro,aprovecha y vete a la playa que tenemos buen tiempo!!!:):)

Gala dijo...

Un inquisidor sodomizado.
Que irónica situación.
Me ha encantado como desglosas las emociones y el sentimiento de ser o parecer.
Cuantas personas habrá en este mundo con una doble vida?
simulando, disimulando y comportándose como deben y no siempre como quieren.
Que gran relato! impecable.

Besitos mediterráneos.

El moli dijo...

Que poder tienes Pedro para mostrarnos una historia dura de bajo fondo, esa dualidad es fantástica.
Te dejo un abrazo y feliz día amigo.

Nieves dijo...

Siempre es un placer leerte. Me parece muy buena la descripción del personaje, ese carácter capaz de amenazar y ordenar hasta cuando se somete lo hace muy creíble. Sí que tiene un final un poco ambiguo.Tuve que releerlo para captar el final y creo haberlo entendido. Al menos tengo mi versión de tu micro.
Un abrazo

Miguel dijo...

Como siempre me rindo ante tu prosa, Pedro.

Buen micro, pero encuentro que explicas demasiado. En el segundo párrafo ya dices que es alguien importante, para que explicar en el último que era militar.
Casi, casi -y si me permite mi humilde comentario- suprimiria el último parrafo. Explicas demasiado.

No obstante, sigo cautivado por su prosa, Pedro.
Un abrazo

Miguel

Manny dijo...

Sin duda tienes una mente muy fertil para la inventiva. Supiste llevar, como un conductor muy diestro por la peligrosa carretera de la dualidad del personaje, a tu lector. Con dialectica no común relataste en cuatro letras una vida tortuosa y mas habitual de lo que nos imaginamos .

Supiste plasmar en el micro la repugnancia, el miedo, las ganasy el deseo de la vecina y la alcahuetaería del chofer.

Muy buena descripcion del militar porque el uniforme les da ese “Look” de engreidos y arrogantes.

Me gustó, trata un tema tabú que daría para mucho mas, de acuerdo a mi amigo el sicologo.

Adelante y congrats.

GeNN dijo...

Una historia oscura, que se mueve por las entretelas de una vida sórdida. Es un buen micro, Pedro, pero no tiene una digestión fácil por lo amargo de su historia.

Saludos desde el sur.

Yashira dijo...

Me ha sorprendido mucho tu relato porque me ayuda a ver las cosas de otra forma, siempre me he preguntado ¿cómo alguien puede tener un comportamiento tan cruel? pero en este caso está claro, le gusta que lo maltraten, por lo tanto le resultará fácil infringir malos tratos también a él; eso de no hagas a tu prójimo lo que no desees para tí mismo, en este caso al revés.
Saludos, me encantó leerte.

María dijo...

Un relato intenso con un mensaje profundo, me gustó tu blog.

Un beso.

Raquel dijo...

A mi me gustó y, con sinceridad, no me importa tener que acudir de vez en cuando al diccionario... es que siempre encuentras la palabra justa, la que mejor encaja con todos sus matices.
Besos,

romi dijo...

Pedro que hermoso relato, muy profundo, gracias por compartirlo, es un gusto leer tu blog.

Buen comienzo de semana


Cariños

matrioska_verde dijo...

es un relato muy fuerte pero muy bueno... fuerte porque dejarse someter de ese modo me produce dolor y temor, al mismo tiempo... pero allá cada uno que no soy yo quien para juzgar.

del resto, nada que decir, un relato muy bien construído.

biquiños,

Elysa dijo...

Llego tarde, pero he tenido algunos problemas para comentar.
Buen micro, Pedro, donde muestras tanto por sus acciones como `por su forma de ser a este "personaje" además de la que es muy visual toda la escena.
Es aseptico en la manera de contarlo pero esos detalles hacen, por lo menos en mi caso, sentir rechazo hacía este tipo.
En una primera lectura, al leer algunas de las palabras, que conocía, me chocaron quizás por la falta de costumbre y dentro de algo tan corto. Ahora después de varias lecturas reconozco que están donde deben y que dan fuerza al micro.
Como siempre un gran texto, muy cuidado.

Besitos

Claudia Sánchez dijo...

Pedro, este texto me ha hecho revolverme en mi silla. He ido y he vuelto. Lo he dejado descansar y lo he vuelto a leer. Y hoy, al leer el comentario de Elyse, me di cuenta de que estaba rechazando al personaje. Como si la vida no nos pusiera personajes peores por delante...
Entonces me compadecí de él y lo justifiqué. Ya me quedo tranquila.
Gran texto nos traes, Pedro. Como siempre.
Abrazo,

JOAQUIN DOLDAN dijo...

da miedo

Humberto Dib dijo...

Es una historia algo oscura, y por lo tanto abierta a varias interpretaciones. Me parece que allí radica su mayor valor.
Con 'engría' tuve que ir al diccionario, me alegró aprender una palabra nueva.
Esto me genera una reflexión, a mí me gusta usar palabras 'atípicas', pero ¿es bueno para la soltura del texto?
Te dejo un fuerte abrazo.
HD

Lola Sanabria dijo...

Historia sórdida de uniformes, depravaciones y sumisiones. Me llegó como un soplo helado en este verano tan tórrido.

Abrazos flojitos por la calor.

Rosa dijo...

Un gran texto Pedro. Unas imágenes potentes, tan potentes como esas marcas.
Besos desde el aire

Anónimo dijo...

La erótica del poder y sus perversiones.
El caso es que, siempre que veo uniformados relacionados con el ejercito o la policía, me los imagino en sesiones parecidas...
Buen relato, Pedro...

Besos

fus dijo...

Un fuerte texto y una exposiciòn impecable de la narraciòn. Enhorabuena.

un abrazo

fus

Paula Sánchez Álvarez dijo...

Lo bueno se hace esperar. Aunque esta vez haya costado un poquito más y sea un poquito menos bueno...

Después de una breve explicación y una segunda lectura me gustó mucho más. Muy bien llevado. Además plasma un gran tema tabú, que como buena revolucionaria, ya sabes que me va...

Un beso
Carry on.

ESPERANZA dijo...

Pedro, este es uno de esos relatos que dejan poso.
Me gusta mucho como integras vocablos inusuales en este genero con la historia.
El análisis de la autoridad que encierra me parece muy acertado y muy veraz.
Enhorabuena por este micro.
Un abrazo.

Gorgias dijo...

Magnífico!! Curiosas las críticas por términos no tan excepcionales y muy bien escogidos.

Quien se engríe con inquina demuestra escasa probidad. Jajaja...... En fin.....

Enhorabuena de nuevo!!

Γοργίας

Anónimo dijo...

Por eso los vicios hay que ocultarlos bien o divulgarlos desde el principio. Saludos.

Midala dijo...

Vengo a dejarte mil bikiños pensé que habrías subido algo pero al ver que es verano y estamos todos de vacaciones...te dejo los bikos!!!!!!:):)

Midala dijo...

Pedro, intento entrar en tú correo pero no me sale ninguna dirección, por lo que te dejo la mia ok???? midalalopez@yahoo.es
Millllllllllllllllll bikosss gallego!!!Te espero!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

María Eva Ruiz dijo...

Vengo a darte las gracias Pedro por tus visitas asiduas a mi blog y por tus comentarios. Sigo a la espera de que subas tus magníficos micros.

Un abrazo muy grande,

María Eva.

Maria dijo...

El relato yo creo que está bien relatado porque se entiende perfectamente y trata un tema complicado.
saludos

fus dijo...

Cada persona es un mundo, mientras no hagan daño, a nadie le importa su vida privada. El relato es crudo y te hace vivir cada momento de esta historia. Enhorabuena.

un abrazo

fus

Humberto Dib dijo...

Pedro, vine a ver si habías subido algo nuevo, pero sin presiones, aprovecho entonces para dejarte un abrazo.
UD

JF dijo...

Como dice Freud "un sádico es siempre un masoquista al mismo tiempo"

Entre tanto, algunas personas suelen negarse a experimentar el placer que ello produce...