martes, 25 de septiembre de 2012

El ABRIGO




Lo veo cada mañana, de camino al Banco. «Buenos días» le digo siempre que paso a su lado, pero él ni siquiera desvía la atención del libro que suele tener entre sus manos. Nunca me contesta y sin embargo yo no puedo dejar de pensar en él hasta que llego a mi despacho y cuelgo el abrigo en el perchero. A partir de ese momento lo olvido hasta la mañana siguiente porque jamás lo veo al volver.


Lo conozco desde que me nombraron director de la sucursal y he de cruzar la plaza al ir a la oficina. En el bar comentan que aunque nadie le ha visto dormir allí, sí lo ven rondando por la zona de la fuente a todas horas, murmurando frases sueltas al vacío. Los mayores cuentan que apareció un día, poco después del incendio de la iglesia y que, a pesar de su aspecto, es inofensivo. Aunque jamás le vemos con una botella, Marcos —mi interventor— especula con que será una víctima más del alcohol o del caballo. Marta —la cajera— apuesta porque es otro damnificado de los desahucios. Los niños del barrio, ávidos de miedos, atribuyen su actitud huraña y su voz pulmonar, gastada, a que sólo habla con los muertos y por eso no se acercan a él. Nadie sabe su nombre. 

Hoy volvía del trabajo más temprano que de costumbre. Sufrimos un atraco después de la entrega del furgón y a pesar de que debería haber permanecido allí -para atender a la policía y la prensa y redactar los informes a nuestra central- me marché sin decir nada. Me alejé dejando el ordenador encendido y el abrigo en el perchero, a Marcos hiperventilando y a Marta presa de un ataque de llanto, a los policías gritando por sus radios y a la ambulancia mal aparcada encima de la acera con las luces aún encendidas. 

Lo vi a lo lejos, en el mismo banco en el que estaba leyendo a las ocho menos diez. Al acercarme, el frío me llevó a subir el cuello de mi chaqueta y a meter las manos en los bolsillos del pantalón. Cuando llegué a su lado esta vez sí alzó la vista y me miró, componiendo una media sonrisa ensombrecida por sus dientes pardos. «¡Mierda de vida, Manuel! ¡Qué pena de abrigo! A saber a quién se lo regalará ahora tu viuda» le oí decir cuando ya lo había dejado a mis espaldas.

-o0o-

[Imagen obtenida de Google]



86 comentarios:

Rocío Romero dijo...

Jo Pedro,
me ha costado unos segundos situarme al final... hasta que he atado los cabos, el porqué de la marcha repentina sin informes, sin abrigo y la viuda... Uff, pues eso, que el giro final me ha encantado.
Abrazo :-)

Fran Rubio dijo...

Un micro precioso, con el tema del "otro lado", del desdoblamiento. Me ha hecho volver atrás después de leerlo, aunque enseguida he encontrado la clave, o eso creo: los niños del barrio tenían razón: solo habla con los muertos.
Te felicito por saber llevar al lector hasta el final y después sorprendernos con un final inesperado. A destacar el ritmo natural que le imprimes al texto.
Un abrazo, Pedro.

Javier Ximens dijo...

Grande, Pedro.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Un micro donde el lector ha de tomar un papel bien activo, Pedro.
Interpreto que muere en el atraco el director y de ahí que abandone pronto todo y le resulte visible al tipo que antes no lo veía. Se inaugura el reino de los muertos, aunque, pobres: tienen frío.
Buen relato, donde creas una atmósfera paranormal que le va de maravilla (en general, a los relatos les sientan muy bien los muertos y las apariciones).
Un abrazote.

Yolanda dijo...

Un gran micro, los niños siempre tienen razón y ven las cosas tal y como son, al final resultó que nuestro indigente sólo hablaba con los muertos ¿no?

Siempre merece la pena deleitarse con tus letras Pedro.

Un abrazo.

Dilaida dijo...

Un micro muy bueno, me ha encantado.
Bicos

Laura dijo...

Me gusta cómo muestras al personaje principal, cómo desarrollas su día a día y sobre todo : ¡ese día final!.

Como lo he seguido atentamente estaba "preparada" para tu giro de 180 grados, para ese tránsito entre la vida y la muerte que ya me he supuesto al leer que ...¡se deja el abrigo en el perchero! y claro ¡esa ambulancia mal aparcada con las luces encendidas!.

Me gusta cuando comentas, cuando estás cerca, pero cuando escribes...¡me encantas!.

Un abrazo Pedro,
en tu haber hay textos buenísimos.

Miguelángel Flores dijo...

Qué gran historia, Pedro. Qué bien puestas las miguitas de pan para que uno pueda verlas al volver hacía atrás. Gozada de lectura, además.

Un abrazo, Grande.

Cabopá dijo...

El ritmo del narrador es trepidante, el ordenador encendido, el llanto de Marta, el abrigo en el perchero y las luces de la ambulancia,la muerte del protagonista que, por fin le habla el que lee en el banco, no el Banco.

Todo lo narrado en un final magnifico...
Pedro, eres un escritor con mucho estilo, tus relatos siempre tienen un sello, auténtico.

Me gusta venir a tu Entre nunca quién sabe
Besicos

Wendy dijo...

Hermoso hasta decir basta. Pero triste también. Sabes que adoro ese tipo de personajes, sin pasado, sin futuro, solo presente.

MJ dijo...

Una historia perfecta.
Pedro, no sé si alguna vez te has planteado escribir una novela. Si tu respuesta es 'no', permíteme sugerirte que pienses en esa posibilidad. Y si tu respuesta es 'sí' ¿a qué estás esperando?
Todo esto viene a lo que siempre te digo: se me hace corta la lectura de tus micros. Me da pena que se terminen porque disfruto como una enana.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me atraparon las eses de "los niños del barrio, ávidos de miedos..." por su musicalidad, cuando llegué a esa frase la leí dos veces...como si intuyera que era una pista del enigma que ni siquiera se me había planteado... No sé si lo habías planteado así, si querías que allí nos detuviéramos, sospecho que sí porque veo que no soy la única con la que ha funcionado... en cualquier caso es una genialidad

Y sí, que pena de abrigo;)

Un abrazo

Pablo Vázquez Pérez dijo...

Hola Pedro.
Pues a mí me ha pillado desprevenido el final porque estaba enganchado en lo bien que progresa la narración y de repente me doy cuent ade qu eestoy leyendo el último párrafo.
Lo dicho, la gradación, el ritmo, las distintas tramas hiladas, muy bien trenzado y estructurado todo.
Y por cierto, me gusta muco esta frase:
"murmurando frases sueltas al vacío".
Esperemos a tu próximo relato, gracias.

escarcha dijo...

mierda! (perdón, es que se me pusieron de punta los pelos!)
excelente, nos has guiado de la mano, nos has dado los datos necesarios casi como jugando! los niños le atinaron bien!!!!!!
muy bueno Pedro!!!!!!!!!!!!!

abrazos admirados

Paloma Hidalgo dijo...

Qué buena la historia y qué bien contada Pedro. Es un placer leer tus relatos: directos, elegantes, expresivos, sopresivos...
Mis aplausos.
Un abrazo

Mariela dijo...

Este es un relato un tanto atípico entre los tuyos, aunque no logro definir bien el por qué... si es por el clima sobrenatural, por ese personaje-narrador tan metido en la primera persona que por un momento pensé si no coincidiría conel autor o simplemente porque es un poquito más largo que otros de tus micros. En todo caso, me encantó. Un ritmo que no decae, esas frases bien logradas como la de los niños "ávidos de miedo", ese dejar al lector por un momento a la deriva hasta que busca el camino al significado y lo encuentra en la relectura...
Felicitaciones.
(De todos modos coincido con MJ: sería una gran experiencia leerte in extenso...)

Petra Acero dijo...

Imaginaba que estaba muerto al dejar todo lo importante, tras el atraco, "empantanado", eso no lo puede hacer un testigo , y menos el responsable de la entidad. Pero evoluciona tan bien el relato que lo esperas y lo deseas. De hecho si no llega a morir el personaje, me hubiera parecido inconcluso, un final antinatural, impropio. Suplidas con creces las expectativas. Un micro sereno, activo, vivo para morir, naturalmente, y seguir andando...

Un abrazo grande, Pedro (tocayo).

Mei Morán dijo...

Uno no se espera el mazazo ese. Eres un maestro de los golpes en los riñones. Decir que me gustó sería banal.

Amapola Azzul dijo...

Muy bueno el relato. Saludos.

Sandra Montelpare dijo...

CLAP CLAP CLAP Oficio de escritura. Chapeau, maestro!

El moli dijo...

Maestro me descubro ante usted, toda una cátedra de escritura, como dice Sandra ; ¡Chapeau!

Anónimo dijo...

Gran historia, amigo. El texto se desliza con naturalidad, casi inocentemente, hasta el giro del final, para el aplauso.

Abrazo

Bee Borjas dijo...

Y así y de golpe, y como suelen suceder las cosas, se pega el golpe de timón y todo cambia de rumbo. La vida "te ubica" Te recuerda que sos un pequeño grano en el mundo.
Magnífico relato, Pedro! Una joya bien pulida y que impacta e invita a la reflexión.
Te dejo un fuerte abrazo, mi amigo!!!

Arte Pun dijo...

Redondo Pedro, muy bien hilado, con cada uno en su sitio. Aunque es un tema bastante tratado y retratado, mantienes bien el suspense hasta el final. El detalle del mendigo preguntándole a quién regalará ahora el abrigo su mujer, es para haberle contestado el tal Manuel, "hay cabrones hasta en el más allá"...

Gracias. Abrazos

Susana Camps dijo...

Magnífico el cambio de enfoque. Burla todas las expectativas. Me gusta especialmente cómo en tus relatos dejas siempre pistas falsas, detalles que se llevan la atención del lector hacia otros derroteros y los recuperas con un cambio de sentido al final. Me encanta ese abrigo que ya no sabemos a quién irá a parar.
Abrazos admirados

Gemma dijo...

Coincido con Susana. Ese giro final de 180 grados rompe con todas nuestras previsiones; como si de pronto el vagabundo se erigiera en la voz de su conciencia. En la imagen en que se ha convertido de pronto. Muy bueno.
Abrazos

María Eva Ruiz dijo...

Es magnífico Maestro, me encanta como vas hilando la trama y nos vas llevando por donde quieres para luego darnos la puntilla con el final.

Un abrazo muy grande Pedro,

Eva.

P.d. El patrón siempre abandona el último el barco, cuando escribiste: "ese día volví a casa antes"... Esperaba el giro mortal inherente a tus micros.

Luisa Hurtado González dijo...

Mira que me lo estaba esperando, el golpe final, digo; pero nada, que me has dado con toda la mano. Duro y suave a un tiempo.

Nicolás Jarque dijo...

Pedro, es "Abrigo" un relato para saborear una y otra vez con sus diferentes relecturas. Además tomando notas para atar cabos que servirán al final.

Logras crear un ambiente propicio para que la sorpresa final encaje perfectamente.

Me ha gustado mucho y que al final tenga la sensación de que han sabido "engañarme" aún después de leerlo. Eso es maestría.

Un fuerte abrazo.

PD: Te haces de esperar, pero vale la pena porque leer estas joyas no sucede todos los días.

Amando Carabias dijo...

Magnífico, increíblemente construido, y lleno de una ternura muy especial, muy lírica, si me permites la expresión.

Lola Sanabria dijo...

Buenísimo este relato. Con un giro final sorprendente. Muy bien hilado. Mis felicitaciones.

Triple de abrazos.

Piel de Retales dijo...

Esperaba otro giro final más amable, más tierno, quizá también más ñoño. Mucho mejor tu final, más impactante, más inesperado, símplemente genial.

matrioska_verde dijo...

un golpe maestro para cerrar el relato... muy bueno y sorprendente; no me imaginaba algo así..

biquiños,

manuespada dijo...

Una historia muy inteligente y muy bien contada, pedro. Un placer.

AtHeNeA dijo...

Pedro, nunca defraudas, tus finales sorprenden y enganchan de tal forma que apetece leerlo una y otra vez buscando ....

Saludos desde isla de luz,

Miguel Ángel Page dijo...

Joder. Es la mejor palabra para resumir este pedazo de texto. Nos la cuelas bien colada, pero lo que es verdaderamente difícil, es que lo haces siendo sincero.
Sigo sin saber qué comentar, y no porque no tenga qué poner...

Javier Ximens dijo...

Una lectura que se lee placenteramente, paseando con el protagonista camino del trabajo, y que centra el foco en un mendigo lector. Luego sufrimos el atraco y nos llama la atención que salga antes, qué raro, pero basculamos a la figura del mendigo que parece interesante para sorprendernos con la frase y caer en la cuenta del engaño del narrador en primera. A mí me ha gustado por la llaneza del lenguaje (jeje, no he tenido que buscar palabros) y por el desenlace. En segunda lectura se aprecian todas las pistas que has ido dejando: Murmurar al vacío (otros fantasmas), incendio (el mendigo no está muerto pues le ven, creo, duda), la listeza de los niños, esos diablillos, (habla con muertos), el olvido del abrigo. En fin, Pedro, que es de relectura obligada para apreciar el trabajo de montaje. Venga.

Anita Dinamita dijo...

Ay, el abrigo, el abrigo. Desde que lo cuelga en el perchero la primera vez (y por el título supongo) sabes que tiene mucha importancia. Es como la escena de Sospecha (Hitchcock) en que Cary Grant sube con un vaso de leche, al que le pusieron una bombilla dentro.
Tú has puesto una bombilla en el abrigo.
Aquí te dejo la escena:
http://www.youtube.com/watch?v=NTNijSOeUSg

Un abrazo

Nieves dijo...

¡Qué gusto leer tus relatos! Me has dejado con la boca abierta al final,tardé un segundo en reaccionar y entonces vi pasar por delante a la cajera llorando, los policías gritando, la ambulancia, etc... toda esa arquitectura tan bien montada que hay detrás del micro. Me pilló por sorpresa porque estaba entretenida disfrutando del relato, dejándome llevar por tu prosa. Una maravilla de micro.
Un abrazo

Juan Yanes dijo...

He tenido que leer el cuento varias veces... Después he venido a los comentarios. Menos mal. Eres un pillo. El cuento es muy bueno y funciona. No subas tanto el nivel. Un abrazo.

Elysa dijo...

Lo he leído varias veces y cada vez me gusta más. Una primera lectura muy despacio, captando las pistas, están ahí y preguntándome el por qué del título, hasta llegar al final que encaja como un guante.
Bien por tu manera de contarlo, por como enganchas con las imágenes y esa forma tan límpia para narrar en primera persona ya desde el otro lado y visible para el mendigo.

Te repito, escribies y describes como un auténtico juntador de palabras.

Besitos

Loli Pérez dijo...

En una primera lectura, atrapa. En la segunda no te deja escapar, el personaje muestra su rutina diaria, y cómo todo cambia. Me extrañó que dejara el ordenador encendido y todo a su espaldas sin más. El final, redondo. No sobra ni una sola palabra, está medido al milímetro, intenso y brillante.
Ya tengo ganas de poder leer tus micros reunidos en un ejemplar!!

abrazos

Anónimo dijo...

Hay micros redondos que te dejan un buen sabor de boca, sin embargo el tuyo te deja con ganas de más. Coincido con lo que te han dicho de plantearte escribir algo más largo. Mi enhorabuena, Pedro. Un abrazo.

Francesc Barberá

Melvin Rodríguez Rodríguez dijo...

Y entonces los niños estaban en lo correcto. Hermosas descripciones y un personaje que es común ver pero con un tratamiento completamente diferente.

De momento me recordó algunos seres que aparecen en varias mitologías y que guían a los muertos a su descanso eterno.

Sigue escribiendo así amigo. Abrazos desde Puerto Rico.

David Moreno dijo...

Aunque ya te han dicho todo no reparo en darte mi sincera enhorabuena por este gran micro. Haces que el lector participe, lo vas llevando hasta donde quieres, lo acompañas, pero será el lector quién culmine la historia.
Chapeau

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Lucas Fulgi dijo...

¡Hablando de elipsis...! ¡Muy bueno!!

Alma Mateos Taborda dijo...

Excelente relato! De gran calidad. Te aplaudo de pie. Un abrazo

Rosa dijo...

Me deja usted sin palabras Don Pedro!!!
Con tú permiso lo llevo a mi muro de fb. Un placer leerte.

Besos desde el aire

Yashira dijo...

Genial Pedro, esa cadencia con la que relatas, tranquila, sin sobresaltos, cuando lo que al final ha sucedido es una terrible desgracia. Los niños del barrio tenian su razón...

Saludos desde mi mar,

CDG dijo...

Muy bien narrado, con el ritmo adecuado y con ese golpe final que hace que la atmósfera previa nos arrope todavía más y que lo contado antes cobre más sentido, más allá del mundo de los vivos.
Un saludo.

GeNN dijo...

Un microrrelato espléndido. Me quedo.

Saludos.

Jes Lavado dijo...

Buenísimo este relato. Llevado con mucha habilidad hasta ese final sorprendente. No lo he visto venir, prueba de que funciona a la perfección.
LLevo tiempo siguiéndote,y me encanta tu casa, aunque nunca me atreví a comentar. A partir de ahora prometo ser menos tímida.
Un saludo desde Málaga.

Unknown dijo...

Me encantó,José Pedro Sanchez..y más me encanta ver lo que has hecho con tu vida, te felicito, desde el alma lo siento. Gracias por compartir esto. Un abrazo fuerte desde el paisito, Patricia Cuadrado

Raquel dijo...

Es curioso, estamos habituados a tus giros finales y aún así nos vas llevando, metiendo en la historia, y cuando estamos confiados "plaf", bofetón, ya nos has llevado al huerto de nuevo. Entonces es cuando releemos y descubrimos las pistas que nos has ido dejando y que yo, lo confieso, una vez más, no he sabido interpretar. Pero, sabes?, creo que por eso me gustan aún más tus relatos.
Así que... Escribe más!!! Tqm!!!

Cortacuentos dijo...

Si señor. Buen micro. De los que intentas intuir el final, peor el final es siempre más grande que tu y cuando lo asimilas te desborda el ingenio que desprende.

Enhorabuena y una perta.

Torcuato dijo...

Bueno, la verdad es que sólo me queda felicitarte por tan magnífico micro.

Un abrazo, Pedro.

Humberto Dib dijo...

Muy bueno, Pedro, me gustó que no hayas escatimado palabras en las descripciones y acciones, pues eso le da mayor peso a la frase final.
Excelente.
Un fuerte abrazo.
HD

puri.menaya dijo...

No esperaba ese final, Pedro, me ha gustado mucho toda la descripción del relato con sus detalles. El final me ha cogido desprevenida, me he quedado helada, como si yo también hubiera olvidado el abrigo.

Unknown dijo...

De intenso misticismo ésta pieza.
Toques destacados de cine de autor.
Magistral tu narración que logra proyectar en imágenes y sonidos que permanecen.

Alfonso Carabias dijo...

Buenas Pedro:

Como ves te devuelvo la amable visita que me hiciste el pasado día.

El relato es tremendamente duro, con el giro típico e inesperado de un micro relato de altura. Me ha gustado.

Me pasare por aquí cuanto pueda. Con tu permiso te enlazo a mi blog, devolviendo la gentileza que tuviste con el mio.

Un saludo. Nos leemos.

Paula Sánchez Álvarez dijo...

Que conste que yo seguiría omitiendo la ambulancia, pero oye, nada mal para un novato.

Qué va. Ya sabes, lo de siempre, te lo dije ya en persona, que tiene más gracia.

Muy bueno,otra vez.
Carry on.

Patricia Nasello dijo...

Aplausos, Pedro!!!! Un cuento de antología: extraordinario.
Ah, qué placer regresar a leer trabajos como éste.
BRAVO!!!

David Figueroa dijo...

Pedro, he leído este micro varias veces dejando pasar días entre las lecturas, y cada vez me gusta más... Así, sin más, un micro de los que hacen sentir envidia.
Abrazos.

Enmascarado dijo...

Qué grande eres Pedro, vaya manera de contar. Eres un verdadero liante, pero con esta rica prosa solo puedo quedarme leyendo con la boca abierta y atando cabos hasta ver pasar el alma de Manuel.
Mis felicitaciones. Como siempre, genial.

Un abrazo.

Fernando Rubio Pérez dijo...

Fantástico (en todos los sentidos) micro, Pedro, muy bien construido.
Un abrazo.

Aristóteles dijo...

Que rico relato, entre nunca y quién sabe, realmente. Un abrazo.

Te dejé un regalo en mi blog. Espero sea de tu agrado mi último texto.

Otro abrazo.

Gil dijo...

Me ha encantado tu micro Pedro, sobre todo el final que es magnifico.

La fotografia me recuerda un personaje que vivio en La Habana y que se hacia llamar "El Caballero de Paris". Llevaba esa misma estampa, incluyendo libros y periodicos, en los cuales indagaba constantemente buscando, segun el, el porvenir del mundo. Creo que ya murio.

Un placer leerte Pedro!!

Te dejo un abrazo

José Ángel Gozalo dijo...

Hola Pedro, ha valido la pena visitarte para leer tu inquietante relato. Es realmente bueno. Menudo final inesperado, has mantenido el misterio sobre el mendigo hasta el último momento. La clave que lo cambia todo ya la habías dado: Los niños estaban en lo cierto, solo hablaba con los muertos.

Me quedaré por aqui para leer mas.

Saludos, te sigo.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Bah, para que iba a quedarse. Total iba a dar igual. Y el mendigo.. que le hubiera hablado antes y se lo habría quedado él. Estupendo.

Gala dijo...

Ostras Pedro, me ha recorrido un escalofrío por todo el cuerpo.
Impresionante tu escrito, la verdad es que cuando vi la imagen ya me causó una sensación extraña, sabes? Como una niebla y piensas... Ya verás Pedro por donde nos sale y mira tú qué no me equivoque aunque que me sorprendas no es complicado amén que es un placer.
Me encantó el giro, y sobre todo el detalle del abrigo... curioso que sólo sintió frío cuando estuvo al lado de este señor... igual es casualidad o que yo lo quiero ver así. Pero ya no había necesidad, donde iba no lo necesitará más.
Que grande eres.!
Ea... Que ganitas tenia de leer tus letras, brillante. Sin más.
Beso grande y mediterráneo.

La mala de la película dijo...

Final inesperado,como siempre. Te estudiarán dentro de años y sacarán rasgos así. Acuérdate de mi cuando estés en la cima!

Midala dijo...

Lo leí dos veces para pillarte lo que querías decir y explicarnos...genial!!me encantó esa forma sutíl de decirnos que...estaba muerto!!
Millll bikos Pedro!!

F dijo...

Muy bien narrado, Pedro. Felicidades

Cristina dijo...

Qué gusto haber llegado hasta aquí. Pasaré a menudo, con mi abrigo puesto, eso sí ;)
Redondo el micro.
Saludos.

Anónimo dijo...

Tu final me ha hecho recordar aquella vieja canción de Serrat "Si la muerte pisa mi huerto"...

Buen relato.

Un beso

Anónimo dijo...

Me encantó. Se va deslizando hasta el final, llevándote y te arrolla.

Besos

Anónimo dijo...

Wow me fui de espaldas, no me esperaba ese final, qué buen cuento.

Y lo mucho que me desconcertó su actitud tranquila ante el atraco, ahora me satisface y pienso "Este Pedro se luce".

Raúl dijo...

Buen relato. Muy bueno.
Y muchas gracias por el elogioso comentario que dejaste en el mío, Pedro.
Abrazos.

Mar Del Rey dijo...

Me ha gustado el relato, sobre todo la sorpresa del final. Un buen comienzo para descubrir tu blog.
Un saludo
Mar

fus dijo...

Muy bueno, sabes como meternos en la historia, nos haces pensar que el enigma estaba en el señor del banco, me ha gustado mucho el final.

un abrazo

fus

Humberto Dib dijo...

Bueno... pasé a saludarte.
Un abrazo.
HD

Ana Crespo Tudela dijo...

Ya no puedo añadir más a tanto reconocimiento, sobre todo porque aún estoy paseando entre la crítica social que, de alguna manera, reflejan los personajes secundarios y la soledad que destilan los dos protagonistas.
Es genial jugar a interpretar.
Un beso

Unknown dijo...

Buenas noches Pedro. Escribo desde el móvil y no veas lo que me ha costado llegar a la ventana de comentario.
A mi también me ha gustado el micro, aunque he tenido la sensación de que el director de la sucursal estaba muerto por la forma en como describes la escena del atraco antes de llegar al final, así que no me ha sorprendido. Esto podría entenderse como una crítica y sin embargo para mi es un acierto. Porque aún así el micro funciona y remueve, que es lo que al final importa.
Un abrazo.

Miguel dijo...

Guauuuu, Pedro. narración trepidante y final inesperado que hay que releer para atraparlo todo de nuevo.

Envidio tu intelencia, tu capacidad para los micros y tu forma de narrar.

Un abrazo

Berta dijo...

Absolutamente impresionante. haces lo que quieres con nosotros! tu prosa es magnífica Pedro. Y con este relato ejemplificas mi comentario: nos conduces a donde quieres, nos rendimos a tus relatos y además nos gusta abandonarnos a su lectura. un abrazo (para los vivos ;)

Anónimo dijo...


Un relato redondo con un final totalmente inesperado. Fascinante.

Te sigo desde hace poco tiempo, gracias por abrirme tus puertas. Besicos